La quinta pata del gato
01/11/2022 | 12:25 |
Adrián Simioni
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El lanzamiento oficial de Martín Llaryora como candidato a gobernador por parte de Juan Schiaretti deja mucha tela para cortar. En primer lugar, es un enorme gesto de poder: Schiaretti es hoy el único gran elector que hay en Córdoba. Y ha optado por Llaryora.
También hay muchas especulaciones sobre por qué Schiaretti se apuró a lanzar a Llaryora. Los opositores dicen que es porque en las encuestas a Llaryora no le va tan bien como dicen. Y que no pueden frenar episodios como los del Neonatal o el de Blas Correas. El auto con patentes clonadas de Oscar González amenaza ser el siguiente.
Los peronistas dicen que es porque el peronismo en campaña no aguanta mucho tiempo sin un jefe: cuanto más rápido sepan quién es el candidato menos riesgo de fuga hay y más fácil es negociar listas y demás.
Los peronistas dan otra razón. Dicen que, apurándose, Schiaretti pretende marcar el temario de la campaña. El peronismo tiene un pasado de gestión para mostrar que, cuando la campaña se recaliente al ritmo de la elección nacional, va a pasar al olvido. En cambio, dicen, Luis Juez no tiene una gestión de la cual sentirse orgulloso. Y Rodrigo De Loredo no tiene pasado para mostrar, ni bueno ni malo; no tiene pasado. Schiaretti quiere hablar de sus gasoductos, su equilibrio fiscal y sus escuelas Proa. El momento es ahora.
Lo que tal vez se pase por alto es algo quizás más importante. Con el acto del lunes, que también es el principio del retiro de Schiaretti, empezó a cambiar en Córdoba un sistema de poder que rigió durante 20 años. Se basó en el pacto profundo de dos socios -De la Sota y Schiaretti-, en el equilibrio fiscal, en el antikirchnerismo y en el Partido Cordobés, un mismo partido por el que dos tercios de los cordobeses eligen desde hace rato al peronismo republicano para que gobierne la provincia y a la alianza de radicales y liberales para que promuevan los valores de este mismo modelo cordobés en la Nación. Es lo que, tal vez sin quererlo, había sintetizado tan bien De la Sota con aquel eslogan: "Córdoba, corazón de mi país".
Toda esa generación está pasando a retiro. No sólo en el peronismo. En el radicalismo también. De aquí en más nuestros políticos serán todos sub 50, a excepción de Luis Juez. Y Córdoba, casi seguro, ya no será nunca más lo que fue.