La quinta pata del gato
20/09/2023 | 11:00 |
Adrián Simioni
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Mauricio Macri acaba de decir con contundencia, sin atisbos de duda, que Argentina está enfilando hacia la hiperinflación. Esta mañana, Miguel Clariá y Guille López lo entrevistaron. Y el expresidente respondió “absolutamente” cuando le preguntaron si ve un escenario de híper.
Fundó su perspectiva en el último dato oficial, la inflación mayorista que dio a conocer ayer el Indec: 18,7% en agosto. Es decir que, en solo un mes, los precios de los productos y servicios que las empresas compran para producir otras cosas que después compramos nosotros, subieron casi 20%. Eso está inflado por el precio del kilo vivo vacuno, que se disparó tras la devaluación de Massa del día después de las Paso. Ahora ha bajado ese precio y eso se reflejará en la próxima medición mayorista. Pero es el único producto.
Los demás precios no dejan lugar al optimismo. Hace tres meses que los precios mayoristas vienen siendo superiores a los minoristas. En los últimos 12 meses los mayoristas aumentaron 10 puntos más que los minoristas. O sea, hay una brecha ahí que en algún momento tendrá que cubrirse. Los analistas privados creen que los precios mayoristas van a terminar con un aumento del 200% año contra año. Y eso si no hay una nueva devaluación del dólar oficial, algo que Massa dijo que no va a volver a devaluar… hasta el 31 de octubre.
La cuestión es que si uno se va a para atrás, estos datos recuerdan al año 1988. Aquel enero había empezado con una suba de los mayoristas de 13,6%. Y para agosto la disparada ya era de 108%. En un mes. Fue cuando se terminó desmadrar todo. 1988 finalizó con una trepada de precios de casi 400%. Al año siguiente la inflación terminó siendo de 4.900 por ciento. En 1990, de 1.350%.
¿Puede pasar eso en Argentina? ¿Tiene razón Macri?
Bueno, ya estamos por encima de aquel enero de 1988. Y lo que se ve adelante no luce bien.
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Javier Milei se alió a Sergio Massa ayer en esta nueva carrera de bajar o reintegrar impuestos sin bajar el gasto. Milei votó a favor de la ley con la que Massa prácticamente eliminó el impuesto más sano que teníamos, el de Ganancias, que grava en forma progresiva el ingreso de las personas, festejado insólitamente por la CGT y la izquierda. Milei dice que bajar cualquier impuesto es bueno porque el Estado que los cobra es un asaltante criminal y que, en lugar de cobrar impuestos, lo que hay que hacer es bajar el gasto con su famosa motosierra. Bueno, hay un problema: Massa usa la motosierra para bajar impuestos, pero no para bajar el gasto. De hecho, ayer, al mismo tiempo aumentaron el gasto: crearon 5 universidades al hilo que responden al pacto de un par de legisladores, no a ninguna racionalidad educativa.
Entonces la única alternativa será emitir más y cubrir con impuesto inflacionario que pagan los pobres el gasto creciente y el hueco que dejará el 5% de los asalariados más ricos que se beneficiarán cobrando 400 mil pesos más al mes.
En los hechos, Massa y Milei, hoy son socios en esta especie de Alianza por la Híper, que calienta motores para un incendio de precios en el país. Y ayer lo demostraron.
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