Un camión para Alberto

¿Todos nos dimos cuenta de que terminó marzo, no? En nuestras vidas cotidianas, es lo normal. En la agenda política es alarmante. Un cuarto del año ya se fue por la canaleta. Y el gobierno, en realidad nosotros como país, todavía no hemos hecho nada de lo que se supone que hay que hacer para dejar de enfilar al precipicio. Toda la agenda está demorada. Hay un acuerdo con el FMI que se ha quedado corto y, encima, ya pasó un cuarto del año y no hemos ni empezado con los compromisos fiscales, monetarios, de reservas, entre otros. Por ejemplo, tenemos que bajar el déficit fiscal, pero en febrero lo multiplicamos por tres respecto del año anterior. Al contrario, las facturas se siguen amontonando: el bono para jubilados que va a anunciar el gobierno va a costar unos 40 mil millones de pesos. Es más: el gobierno se limitó a avisar esta semana que todo se pagará con más inflación. Ya no esperan un máximo de 48% como se le dijo al FMI. Se conforman con no superar el 60%.

El punto más dramático de esta agenda estancada es el de la energía. Colectiveros y camioneros manejan mirando la aguja, para adivinar cuándo se quedarán sin combustible. Las industrias ya saben que les van a cortar el gas y no saben si encontrarán gasoil de reemplazo y a qué precio. Lo mismo pasa con las usinas eléctricas.

La culpa es de Rusia. Pero también de la tremenda imprevisión. La cuotificación del gasoil en el interior empezó en octubre, no ahora. En enero faltó gas para las usinas. No se importó el gas que ahora cuesta el doble y no se consigue.

Y a eso sumale las internas del gobierno. Y la frivolidad con que están mirando el panorama. Un ejemplo: los analistas K dicen que el blanqueo que propone Cristina Fernández para que "los evasores le paguen la deuda al FMI" es un golazo. Nadie cree que con eso se vaya a recaudar nada. Pero ellos dicen que así radicales y macristas quedan expuestos como defensores de ricos. Y reclaman más iniciativas así. Ayer propusieron cambiar el nombre de la avenida Rivadavia en Capital Federal. Son más símbolos para disimular el sapo del acuerdo con el FMI. ¿Y la realidad? ¿Para cuándo? ¿Para cuando termine de llevarnos puestos?

Estuve pensando: ¿cómo hacer que Alberto reaccione y se ponga las pilas? Y se me ocurrió una idea. ¿Viste que ahora, justo cuando él está por ser padre, va a presentar un proyecto para ampliar las licencias por paternidad? O sea que al tipo se le prenden las luces cuando los temas lo tocan personalmente.

Entonces creo que una buena idea sería que hagamos una vaquita y le regalemos un camión. Capaz que ahí se pone las pilas y aparece el gasoil.