Cristina Fernández y la polémica por la quita de su jubilación de privilegio

La quinta pata del gato

Zona desfavorable: la pensionista del sur

18/11/2024 | 10:07

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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Zona desfavorable: la pensionista del sur

La decisión de Javier Milei de quitarle su jubilación y pensión honorífica a Cristina Fernández abre una infinidad de polémicas. La principal es si a un expresidente condenado en firme por corrupción le corresponde una jubilación extraordinaria, no retributiva, es decir, por el que no aportó. Está clarísimo que no: el beneficio está basada en el “honor” y el “mérito” según la ley, carácter que pierden los corruptos.

Otra cuestión es por qué la pierden sólo Cristina y Boudou y no Zulema Yoma como viuda de Carlos Menem siendo que Menem también fue condenado por corrupción y que, encima, Zulema estaba legalmente divorciada de él.

Otra: por qué la reciben los viudos, si es un beneficio extraordinario. Otra, ¿por qué la cobra la hija de un expresidente (Guido), si ningún tipo de jubilación es heredable?

Otra más: Milei no tiene derecho legal a quitar un beneficio de estos sin cumplir pasos judiciales o al menos adminitrativos. Es como si decidiera, porque le pinta, quitarle un derecho cualquiera a cualquier ciudadano. Se pone a tiro de que lo acusen de un delito y le pidan juicio político.

Pero vamos a otro más. De los casi 36 millones de pesos que cobra Cristina Fernández, seis millones son porque puso su domicilio en Santa Cruz y, por tanto, cobra “zona desfavorable”. Es el 20% del beneficio. Primero, eso es una mentira. Cristina vive ostensiblemente en Capital Federal, ha sido senadora por la Provincia de Buenos Aires y ha sido diputada, mucho antes, por Santa Cruz. ¿Por qué vende gato por liebre? ¿Por qué la Anses admitió semejante montaje, impostura?

Pero vamos más allá: ¿por qué la Argentina les paga a los patagónicos 500 beneficios distintos siempre por el mismo viento? Con la excusa del frío la Patagonia le factura al resto del país fortunas por decenas de ventanillas distintas. La verdad es que ya, lamentablemente, el país central le paga un privilegio monumental a la Patagonia. Primero, por las enormes y diversas exenciones impositivas de la Patagonia: pagan menos impuestos que el resto. Segundo, esos impuestos desigualmente cobrados, encima se reparten en forma desigual porque las provincias patagónicas están desmesuradamente beneficiadas por la coparticipación de impuestos. Ya con eso deberían darse por satisfechas. Es un gran esfuerzo que hace el resto del país, desde que eran provincias “pobres”, que ya no lo son. Además cobran regalías por el petróleo, el gas y el uso de ríos para generar electricidad en represas que esas provincias no construyeron.

Pero encima de eso hay que pagar las famosas “zonas desfavorables”, una rémora militarista de cuando los militares querían forzar la población de la Patagonia por razones geopolíticas. Ya no tiene sentido. No hay más conflictos limítrofes con Chile.

Países como Islandia, Noruega o Nueva Zelanda, entre otros, están en altitudes parecidas a la Patagonia. Y no tienen a nadie que viva más al norte o más al sur para que los subsidien. ¿Quién les paga la “zona desfavorable”? ¿A quién le podría cobrar 500 veces el mismo frío un islandés? ¿A los marcianos? No, se las rebuscan. Son países que viven de la energía, la pesca, el turismo, la forestación, la ganadería. Y son de los países más ricos del mundo. Es exactamente lo mismo y mucho más que podría hacer la Patagonia. A ver si nos animamos a terminar con la parafernalia del viento fiscal.

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