A 40 años de la guerra
02/04/2022 | 07:40 |
Redacción Cadena 3
Alejandra Conti
Enviada especial
Fueron meses de escuchar testimonios de combatientes, veteranos, ex conscriptos para el documental que realizamos para Cadena 3. Horas de grabar a personas que pusieron en palabras experiencias de violencia inimaginables para la mayoría de los seres humanos. Horas de escuchar a familiares que contaron episodios de separación y desgarro imposibles de superar.
Ellos, los directamente involucrados, tienen bien presente a la guerra de Malvinas. ¿Y el resto de los argentinos?
El 60 por ciento de la población argentina tiene menos de 40 años; es decir que no había nacido cuando se produjo el conflicto. Quiere decir que para la mayoría de los argentinos es un capítulo de la historia que no vivió y que lo conoce por un relato que puede llegarles distorsionado por los intereses de la política interna de cada gobierno.
Difundir las voces de los protagonistas no es solo una manera de honrar a quienes sacrificaron sus vidas, su integridad física y espiritual. Es un aporte para mantener vigente la memoria de un capítulo tan importante de nuestra historia que aún tiene efectos en nuestra existencia como país. Porque la derrota en la guerra terminó con la dictadura que había surgido con el golpe de Estado de 1976 y nos llevó a la democracia, pero nos alejó tanto que la posibilidad de recuperar las islas que prácticamente volvimos a 1965, cuando la ONU adoptó la resolución 2065, por decir lo menos.
Si bien, como dice el analista Marcelo Kohen, la guerra no modificó la validez jurídica de los títulos que Argentina esgrime en su reclamo (la propiedad histórica y la continuidad geográfica, principalmente) sí nos restó la autoridad moral que puede ostentar un país pacífico.
No solo perdimos una guerra, sino que fue una guerra provocada por un gobierno argentino ilegítimo que buscaba mantenerse en el poder cuando ya había empezado su declinación.
Precisamente por este último motivo es que tenemos como democracia algo a favor, y es que el conflicto fue desatado por una dictadura. Pero los británicos también cuentan con algo a su favor, además de que se impusieron en el campo de batalla y de ser todavía una potencia, y es que hoy se presta más consideración a la población local de lo que se hacía históricamente.
Los isleños, que después de la guerra consiguieron estatus de ciudadanos británicos de pleno derecho y alcanzaron un bienestar económico inédito gracias a la venta de derechos de pesca en el mar que rodea a las Malvinas, no pueden tener menos interés por acoplarse a la Argentina.
Sus recuerdos de los tiempos previos a la guerra están marcados por el temor constante por lo que pasaba en el continente. La sucesión de dictaduras, la violencia política, la inestabilidad económica. Antes del 2 de abril sabían todo lo que pasaba en la Argentina. Estaban al tanto de las denuncias de desapariciones y campos de concentración, de torturas y robo de bebés. Muchos temieron que podrían correr la misma suerte que los opositores en el continente. La guerra les dejó traumas aun vigentes.
Desde los intentos de seducción menemistas al ninguneo y hostigamiento kirchnerista, la política de Estado sobre Malvinas no se pone de acuerdo en los modales a utilizar. Así pasa el tiempo y la grieta abierta por los militares se amplía cada vez más. Las islas están a 700 kilómetros de nuestras costas, pero no por nada hay que dar media vuelta al mundo para llegar a ellas.
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