Maravillas de este siglo
09/08/2021 | 11:22 | Por María Rosa Beltramo
María Rosa Beltramo
En la senda que trazaron Bill Clinton y Donald Trump, el gobernador neoyorquino Andrew Cuomo niega los cargos de acoso sexual y asegura que los besos y abrazos que prodiga con generosidad y sin mirar a quien, forman parte de las buenas costumbres que le enseñaron sus padres.
Destinatarios de esos gestos son, de acuerdo a su propia enumeración, "blancos y negros, jóvenes y viejos, heterosexuales y LGBTQ, personas poderosas, amigos, extraños, personas que conozco en la calle".
Sin embargo las acusaciones que se deslizan en las 165 páginas del informe que difundió la semana pasada la fiscal general, Letitia James, se basan en los testimonios de 11 mujeres y la investigación reveló que no se trata de incidentes aislados, sino que eran parte de un patrón.
Uno a uno fueron cayéndose los apoyos de Cuomo, desde hace 10 años gobernador del poderoso estado de Nueva York y uno de los demócratas con aspiraciones de llegar a la Casa Blanca.
El presidente Joe Biden fue el primero en decir que debería renunciar. Después llegaron, en cascada, idénticos pedidos del alcalde Bill De Blasio -"está obstaculizando nuestros esfuerzos para vencer al Covid"- y de Los gobernadores de los estados vecinos de Nueva Jersey, Pensilvania, Connecticut y Rhode Island, con los que comparte partido y estrategias contra la pandemia.
La negación como táctica excluyente funcionó en el caso de Trump cuando en 2016 y en plena campaña se difundió un audio en el que hablaba de agarrar a las mujeres por los genitales
En el siglo anterior Clinton negó el romance con Mónica Lewinsky hasta que apareció el informe Starr y no pudo evitar el juicio político del que, sin embargo, emergió fortalecido.
Pero los tiempos han cambiado. En medio está el MeToo y la certeza de que lo que antes podía pelearse dividiendo aguas y relativizando imputaciones, hoy demanda respuestas taxativas.
Los sondeos de opinión muestran que el 59 por ciento de los habitantes de Nueva York reclama la dimisión del gobernador y el mismo porcentaje cree que la legislatura debería avanzar con el juicio político. Todavía un 32 por ciento sostiene, en cambio, que tendría que concluir su mandato, que expira en 2022.
La fiscal James no recomendó acciones legales penales contra Cuomo pero sí identificó un "cuadro profundamente perturbador pero claro" de acoso sexual.
A lo largo de 6 meses el grupo de investigadores entrevistó a 179 testigos, entre ellos una mujer policía a la que el mandatario designó para que integrara el equipo de su custodia personal.
Ella declaró que él asumió actitudes "insinuantes" y "extrañas", entre las que mencionó pedirle que cambiara su atuendo por un vestido, algo que rechazó de plano tras advertirle que entonces no tendría donde llevar el arma reglamentaria.
Antes de que los rumores de acoso se convirtieran en acusaciones firmes, Andrew Cuomo era una estrella luminosa en el cielo demócrata, con antecedentes políticos de peso y hasta las conexiones precisas para seguir escalando ya que su primer matrimonio es con la hija menor de Bobby Kennedy.
Ahora está solo y ya ha tenido que soportar varios actos más o menos espontáneos frente a su despacho, de gente que repudia sus actos y quiere que se vaya.
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