Bésame mucho

Joe Biden estuvo mejor de lo que se esperaba al brindar el discurso del estado de la Unión. Aún los analistas más críticos de su gestión han coincidido en que los gritos destemplados de representantes de la oposición republicana, no consiguieron desenfocarlo.

Sin embargo, un episodio que duró décimas de segundo, le robó protagonismo. Es verdad que los medios tradicionales de Estados Unidos priorizaron la reseña del informe al senado y la cámara de representantes, pero en el resto del mundo los periodistas y el público se entretuvieron con el saludo de Jill Biden a Douglas Craig Emhoff .

Es que la primera dama y el segundo caballero chocaron sutil y brevemente sus labios y la imagen se viralizó, se reprodujo incansablemente en redes sociales y terminó en la portada de los grandes diarios.

"Polémico", "surrealista", "inexplicable","inesperado" son algunos de los calificativos que recibió el cruce entre la mujer del jefe de Estado y el marido de la vicepresidenta Kamala Harris.

Hubo fotos, videos y VAR, por supuesto, además de memes y descripciones muy parecidas a las que suelen ofrecer los relatores y comentaristas de fútbol ante un penal dudoso.

Que si amplía el volumen del cuerpo, que si se colocó en posición antirreglamentaria, que si el ángulo contribuye a engañar al observador y que se necesitaría una cámara del otro lado.Todo eso se dijo mientras el video se reproducía a velocidad normal y en cámara lenta.

Biden rendía homenaje a Bradson Tay, el joven de 26 años que hace dos semanas desarmó al tirador que acababa de matar a 11 personas durante las celebraciones del Año Nuevo Chino, pero la pregunta que circulaba en Twitter era:

“¿Jill Biden acaba de besar al esposo de Kamala en los labios?"

La otra inquietud que surgió a continuación se deriva de la respuesta al primer interrogante: ¿Es esto normal? Uno de los primeros en plantearlo fue Benny Johnson, columnista político y director creativo en la organización conservadora Turning Point USA.

Y sus seguidores, más o menos en consonancia con la postura del conductor, postearon exageraciones del tipo “fiesta en la casa”; “Esto es algo salvaje” o consideraciones sobre la forma correcta de comportarse. “Como persona adulta, nunca he besado a alguien en los labios a menos que sea mi pareja”.

En pleno debate, los que frecuentan la Casa Blanca se acordaron que un beso idéntico al que selló el encuentro de Jill y Doug, fue registrado por las cámaras (y negado por la cátedra) en 2016 cuando el dueño de Amazon, Jeff Bezos, acudió a la sede del gobierno en Washington.

Antes como ahora se habló de un ángulo traicionero que muestra lo que no ocurrió. Pero igual que en el fútbol, el VAR decidió que fue penal. Al fin de cuentas no es tan malo que el mundo entero ignore la aburrida enumeración de problemas de un discurso presidencial, para sonreír infantilmente ante un ¿beso? inesperado y extemporáneo.