De lo malo, lo peor, por María Rosa Beltramo.

Maravillas de este siglo

De lo malo, lo peor

20/11/2020 | 08:49 |  

María Rosa Beltramo

El tema fue objeto de debate estos días en España pero podría discutirse aquí y en otros muchos países porque, con matices, los públicos de todas partes se ven sometidos a una andanada diaria de malas noticias. La realidad es dura, se cuenta a través de los conflictos y los problemas son exponencialmente superiores a los soluciones,  pero eso no explica ni justifica la mal disimulada alegría con la que los medios suelen arrojar a la cara de la gente una catástrofe tras otra.

“Hay buenas noticias, pero no las verá en nuestros medios", tituló un portal de la península para resumir esa filosofía que lleva a ver el vaso siempre medio vacío o a encontrarle a cada cosa el perfil negativo. Y esa cosmovisión no es novedosa pero se nota más ahora por la pandemia.


No es fácil defenderse de los que conciben el periodismo como una ametralladora de catástrofes. Algunas personas manifiestan el malestar que les provoca el drama permanente cuando afirman que eluden sistemáticamente los espacios informativos y se refugian en la ficción, los realitys o la música.

Y no se trata de operar sobre la realidad para recuperar a espectadores, sino de ser capaz de tener una mirada distinta que no excluya lo poco o mucho de bueno que también ocurre , aunque rara vez forme parte del menú . El énfasis con el que se difunden ciertas noticias puede confundir a cualquiera.

“Superamos a la mayoría de los países del continente en muertos por millón” dice el conductor de turno con el tono y la expresión reservada para anunciar que somos finalistas de la Copa América , mientras su compañera proclama con una semi sonrisa que más de la mitad de la población ya cayó bajo la línea de de pobreza y un segundo antes del cierre del primer bloque el columnista estrella manifiesta su escepticismo sobre los planes del intendente y pronostica que lo más probable es que no se cumplan.

"Una buena noticia no es noticia" es una expresión que figura en la mayoría de los manuales pero con alguna frecuencia los medios se plantean la posibilidad de que la insistencia en ofrecer de lo malo, lo peor, puede estar entre las razones que alejan al público.

El ya desaparecido Thomas Winship, durante un par de décadas editor del Boston Globe y artífice de la transformación del diario, se preguntó hace 25 años si los medios no estaban pasando la frontera. Sostuvo entonces que “El problema nuevo es que existen, diarios o cadenas de radio que casi se avergüenzan de dar una noticia que no sea catastrófica o escandalosa”.

Winship murió en el 2002 cuando internet era apenas una promesa y se perdió la explosión de los medios digitales que, lejos de terminar con los problemas que él avizoraba sobre todo en la prensa gráfica, ayudaron a multiplicarlos con suma rapidez.

Podrá decirse que su prédica no tuvo éxito, pero al menos ensayó media docena de recomendaciones para no caer en la tentación de transformar al receptor en una depósito de equivocaciones, irregularidades y maldades.

Sugirió entonces controlar la veracidad, el equilibrio y el buen gusto a la hora de escribir, estando atentos a los que se dedican a esparcir veneno y prestar mucha atención al ansia que existe en todo ser humano de conocer también lo positivo del mundo. Y no aceptar que "sólo las malas noticias son noticias".

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