El chamán y la princesa.
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Maravillas de este siglo

El chamán y la princesa

16/09/2023 | 09:07

La historia de amor entre Marta Luisa, de la realeza de Noruega, y del chamán norteamericano Durek Verrett que puso a la monarquía nórdica en la tapa de todos los diarios.

Redacción Cadena 3

María Rosa Beltramo

Las casas reales figuran entre el activo turístico más importante de los países europeos. Es verdad que con frecuencia aparecen pronunciamientos antimonárquicos cuando los parlamentos deben votar los abultados presupuestos que consumen las serenísimas altezas y su descendencia, pero en general, los reyes actúan como verdaderos faros que atraen a visitantes dispuestos a participar aunque sea como observadores de esos cuentos de hadas.

No hay turista que quiera perderse un cambio de guardia ni que permanezca indiferente a esas ceremonias cargadas de oropeles en las que el tiempo parece detenido en una película de Disney.

Y así como ese costado ejerce una cuota de fascinación, las demás aristas de la realeza tienen millones de consumidores porque sus miembros se las ingenian para mantener al mundo pendiente de sus vidas de novela.

Y pasan del absurdo de protocolos que repiten hace siglos-desde la prohibición de cruzar las piernas en presencia del monarca a formas rígidas de saludarlo-hasta los excesos en los que incurren algunos exponentes de la nobleza cuando descubren que nada les impide repartir su existencia entre Montecarlo y Las Vegas si se sienten inspirados para domesticar, también, al azar.

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Aunque en cada país suele haber problemas recurrentes que mantienen entretenida a la población local, algunas cuestiones sobrevuelan las fronteras y se transforman en universales.

En Noruega, por ejemplo, la realeza mantenía perfil bajo hasta que la princesa Marta Luisa se enamoró del chamán norteamericano Durek Verrett y puso a la monarquía nórdica en la tapa de todos los diarios.

La Casa de Glücksburg, que ascendió al trono después de la elección del príncipe Carlos durante la disolución de la unión sueco-noruega en 1905, hizo lo humanamente posible para disuadirla, pero no es fácil torcer la voluntad de una mujer enamorada.

Marta Luisa ya cumplió 51 años, el año pasado renunció públicamente a sus funciones reales y acaba de anunciar que se unirá en sagrado matrimonio a Durrek el 31 de agosto de 2024 en Geiranger, a orillas del fiordo homónimo.

El problema no es que sea plebeyo porque el rey noruego también eligió a una mujer sin títulos de nobleza. Esta vez el tema es la profesión del futuro marido.

El muchacho tiene 48 años, se presenta en sociedad como chamán de sexta generación y suele hacer afirmaciones controvertidas.

A una de ellas hasta la incluyó en un libro en el que sostuvo que el cáncer es una elección.

También, es cierto, se ha animado a decir otras cosas que suenan fantásticas pero no le hacen daño a nadie: que fue rey en otra vida y que vivió en Egipto como faraón.

Hombre encantador y convincente, Verrett no para de granjearse la simpatía de famosos -Antonio Banderas y Gwyneth Paltrow encabezan una larga lista- pese al polémico empleo de los conocimientos ancestrales que dice tener y a ciertas recomendaciones que formula. El año pasado se habló de los ejercicios que sugería para que las mujeres pudieran borrar de su cuerpo las huellas dejadas por distintas parejas sexuales.

Pero ninguna receta extemporánea logra alterar las convicciones de la primogénita de los reyes noruegos. La princesa -su padre decidió que continúe siéndolo pese a su renuncia formal al trono- se muestra enamorada como una adolescente. Tanto, como para agradecerle a la vida que la haya vinculado a Durrek, a quien en uno de los últimos posteos le hizo conocer la profundidad y extensión de sus sentimientos: "Te amo desde esta eternidad hasta la próxima".

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