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El congresista y su amante argentina

15/09/2014 | 18:53

Dispuesto a seguir siendo el político diferente que sobrevive a escándalos que han sepultado carreras aún más estelares que la suya, el republicano Mark Sanford acaba de dar por finalizado su compromiso amoroso con la periodista argentina María Belén Chapur, por la que cuatro años atrás puso en riesgo la gobernación de Carolina del Sur, archivó sus intentos de pelear por la candidatura presidencial y se separó de Jenny Sullivan, la madre de sus hijos.

Sanford es el hombre que en 2009 dejó su despacho en Columbia y dijo que pasaría unos días de descanso en Los Apalaches pero, en cambio, viajó hacia Buenos Aires para encontrarse con María Belén, con quien, hasta entonces, mantenía una relación exclusivamente epistolar.

Una infidencia alertó a los periodistas que esperaron al gobernador en el aeropuerto principal y lograron que confesara el verdadero propósito de su periplo, en vivo, directo y simultáneo, convirtiendo la acostumbrada y soporífera rueda de prensa, en una de las más interesantes difundidas por la televisión de uno de los estados más conservadores de Norteamérica.

Pescado casi en flagrancia, el actual congresista empezó a mostrar que era distinto cuando en medio del escándalo dijo que la periodista argentina era su alma gemela. Desde ese día hasta el final de su mandato como máxima autoridad del estado, soportó una campaña que convirtió su existencia en una pesadilla continuada en la que, muy de vez en cuando, disfrutaba de algunas jornadas de calma.

Jenny Sullivan, la entonces primera dama, adoptó la decisión de enfrentarlo con todos las armas a su alcance y las que eventualmente le acercaran, dominada por la fanática determinación de alguien que, de ser la mujer más envidiada de Carolina del Sur se convirtió en la cornuda oficial.

El hecho de haberse enterado por televisión de su nuevo estatus no ayudó demasiado a acceder a la tregua que su marido le habría propuesto. Ofendida hasta la exasperación Jenny, una ex ejecutiva de un banco, publicó un libro -“Staying true”, algo así como “Mantenerse fiel”- esperó unos meses y luego, tras dar aviso a los medios más importantes, convocó a un par de camiones de mudanza y dejó la residencia oficial junto a sus cuatro hijos.

Eso es lo que Mark Sanford tuvo que vivir en el plano interno. El resto de su existencia también se complicó. La oposición, junto a lo más granado de la prensa local dispuso someter a escrutinio todas las acciones de gobierno, particularmente los viáticos que había empleado el mandatario en sus viajes dentro y fuera del estado.

De ser uno de los republicanos que más chances tenía de afrontar con éxito el empinado camino hacia la candidatura presidencial, se transformó en objeto de escarnio y los analistas lo colocaron en la larga lista de las promesas fallidas. Hombre duro y empecinado, Sanford concluyó no obstante su mandato y hasta logró conservar a Carolina del Sur para su partido.

Se fue casi sigilosamente y por meses nada se supo de su vida hasta que reapareció un buen día diciendo que planeaba postularse a congresista. Es justo decir que del poderoso New York Times a la más humilde de las publicaciones de Columbia, no hubo un diario que se privara de analizar si era posible que alguien que le había mentido a su familia y a los votantes podía volver a contar con el apoyo de la gente.

Contra todos los pronósticos, Sanford se impuso con cierta holgura y empezó una etapa nueva. Entre otras cosas abrió un perfil en Facebook en el que casi a diario da cuenta de su trabajo político acompañado de fotos y videos. El año pasado los diarios argentinos contaron con lujo de detalles que el congresista voló nuevamente a Buenos Aires, citó a su novia en un restaurante y en medio de la cena le tomó la mano, le colocó una alianza en el anular y empezó a planear la boda.

Hace unas horas, en la misma página que emplea para reclamar apoyo a determinadas iniciativas, advirtió que “ninguna relación puede permanecer para siempre con la tensión de verse obligados a elegir entre la persona que amas y tu propio hijo o hija”, circunstancia por la cual “Belén y yo hemos decidido romper el compromiso”.

Hombre que ha aprendido dolorosamente que es mejor no emplear palabras como nunca y siempre. Sanford especuló que quizá “haya otro capítulo cuando las aguas se calmen con Jenny”.

Por ahora, sin embargo, ese día parece demasiado lejano porque la ex primera dama le ha sacado lustre a sus deseos de venganza y se presentó en los tribunales para pedir que antes de la próxima visita de su ex a los 4 hijos que tienen en común, Sanford se someta a exámenes psiquiátricos.

Jenny supone también que para que la relación con Marshall, Landon, Bolton y Blake-todos adolescentes y dos de ellos ya más altos que su padre-discurra por carriles apropiados, Mark debería realizar un curso de paternidad y otro de control de ira. Los diarios, mientras tanto, vuelven una vez más sobre la historia de Los Apalaches y la relación con la “amante” argentina. La periodista que vimos alguna vez por la pantalla de C5N no logra abandonar esa categoría. Aún cuando pasó por las de novia formal y prometida, para los medios será eternamente la amante argentina. Y si reanudan relaciones y se casan, en lugar de la esposa, será la ex amante.