Esa musiquita

Desconcertado, el cantante de El Chino y la Revelión (sic) intentaba defender, sin éxito, la decisión de abrir el Festival Nacional de los Estudiantes al ritmo de “Casi la mato”, un tema que desde hace décadas le gente canta y baila embelesada y que, de buenas a primera, lo puso a él y a su grupo en el centro de una denuncia por apología del delito.

El pobre tipo debe estar todavía tratando de averiguar en qué momento los que antes batían palmas decidieron prestarle atención a la letra para descubrir que la canción reivindica el femicidio, un tipo de crimen que en Argentina constituye una suerte de epidemia que no afloja y que cada 29 horas se lleva la vida de una mujer.

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Hace décadas que distintas bandas y solistas entretienen al público con la historia del hombre que le cuenta al juez que le disparó a su amada porque la encontró en brazos de otra mujer. Escrito por un autor dominicano, el tema tuvo una gran difusión a partir de los '90 en la voz de Los Chákales y con un video clip protagonizado por Samantha Farjat y Natalia De Negri, las chicas Coppola.

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El protagonista de la historia admite ante el magistrado que “casi” acabó con la vida de su mujer y le avisa que cuando salga terminará su faena. Considera además que el hombre que lo está juzgando no puede sino coincidir con él, habida cuenta de que la traición que sufrió es “poco natural” y que no hubiera importado tanto si el que lo reemplazaba era otro varón.

“Casi la mato” es en Córdoba uno de los hits de La Barra, aunque el grupo que lidera la Pepa Brizuela le introdujo un cambio en la poesía, que si bien deja absolutamente en pie lo de la muerte de la mujer -eso es inalterable- lo vuelve más “tolerable” porque la traición se resuelve dentro de patrones heterosexuales. ”Yo lo encontré a mi propio hermano entre sus brazos” entona La Pepa y transforma el escándalo sexual con el que el autor justificó el asesinato, en una tragedia familiar.

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No es sencillo saber qué es lo que convierte a una canción en un éxito pero se sabe que algunas están sometidas a modas efímeras y otras atraviesan indemnes estilos, cantantes y décadas. ”Casi la mato” se puede escuchar en formato de cumbia, de balada y de cuarteto. Hay video clips de Antonio Ríos, del denunciado Chino y la Revelión y de un baile multitudinario de La Barra con miles de chicas cantando, extasiadas, “senti tristeza no creí lo que veía /no comprendí esta ironía de la vida/si salgo libre juro que la mataría”.

La banda jujeña ignoró demasiadas cosas cuando armó su grilla y es natural que en lugar de aplausos le hayan sugerido un cambio urgente de repertorio. En primer lugar, el Estado participa activamente del armado de la fiesta estudiantil que, antes de la pandemia, era la más importante del país y ahora tuvo una versión por Zoom. Además, la canción que glorifica el asesinato de mujeres es de la época cuando esos eran simple crímenes pasionales y, por último, hacía apenas horas que la provincia había sido conmovida por el homicidio de una joven.

Por eso el Inadi decidió difundir un comunicado en el que recordó que “Recientemente hubo un femicidio de Cesia Reinaga en la provincia y la sociedad se manifestó exigiendo justicia; en estos tiempos difundir un tema musical denominado "Casi la Mato" es ejercer violencia simbólica contra la mujer sosteniendo mensajes que reproducen la dominación patriarcal, naturalizando patrones de violencia contra la mujer”.

Cualquiera puede decir que un tema no cambia nada, pero tal vez los músicos, como parte de una sociedad que idealmente se plantea evolucionar, podrían evaluar con criterio más amplio a qué y a quién cantarle.