Maravillas de este siglo
12/12/2022 | 10:22 |
Redacción Cadena 3
María Rosa Beltramo
La posibilidad de darle un nombre a cada malestar, de rotular las sensaciones y, sobre todo, de saber que son compartidas por muchos, reduce la ansiedad. Tal vez por eso es que hay legiones de especialistas que se han puesto a investigar y están creando una etiqueta para cada cosa.
Todo parece indicar que describen manifestaciones que el ser humano ha tenido desde siempre, pero ahora hay nuevos elementos que las producen. A falta de una mejor denominación, los expertos los han bautizado como síndromes.
La palabra describe un conjunto de síntomas que se presentan juntos y son característicos de una enfermedad o de un cuadro patológico determinado provocado, en ocasiones, por la concurrencia de más de una enfermedad.
Cada uno de esos síndromes están asociados a las nuevas tecnologías y a la hiperconexión que han permitido. Aunque mucha gente no lo sepa -a veces la ignorancia puede ser una bendición- existe una “apnea de Whatsapp” definida como un trastorno que sufren aquellas personas que miran compulsivamente sus aplicaciones de mensajería, incluso sin que se haya recibido ningún mensaje.
Lo que últimamente se puso de moda es el “síndrome f.o.m.o”. Aunque dicen que ataca especialmente a los centennials, parece que no hay ser vivo que no esté expuesto a él.
Fomo viene de fear of missing out, que en español significa "miedo a perderse algo", y que podría aplicarse a aquellas situaciones en las que nos asusta la posibilidad de perdernos un evento social o un acontecimiento. Para explicarlo alguien narraba la experiencia con una adolescente desesperada por conseguir entradas para Coldplay que ni siquiera podía identificar más que un par de temas de la banda, pero no quería quedarse fuera de un concierto en el que iba a estar todo el mundo. O al menos el universo de amigos y conocidos que a ella le importaba.
Pero hay más. En algún momento, más temprano que tarde, sufriremos de cibercondria. El término describe a los hipocondríacos de esta centuria. Los que la sufren se convencen de que padecen alguna o varias enfermedades de cuya existencia se han enterado en Internet.
Del listado de síndromes raros, el más habitual y uno de los más antiguos porque fue analizado hace más de una década, es la nomofobia, la ansiedad que experimenta el que se olvida del celular. Pero hay uno más nuevo vinculado al anterior definido como “síndrome de la llamada imaginaria”.
Parece que es más o menos usual alucinar que el celular ha vibrado o sonado cuando en realidad nada de eso ha sucedido. La explicación es que el cerebro ha empezado a asociar al teléfono cualquier impulso que recibe, especialmente si estamos estresados.
Lo bueno de todo esto es que si los que saben los han descripto y caracterizado es porque (casi) todos lo experimentamos. Lo malo es que hemos agregado a lo conocido una docena de nuevas patologías.Un verdadero festín para cualquier hipocondríaco.
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