Gorda

Empeñada en reflejar la vida palaciega de un país que sólo cree en monarquías futboleras, la revista Caras acaba de provocar unánimes muestras de repudio por la portada de su última edición. “La hija mayor de Máxima luce con orgullo su look plus size” es el título que acompaña la foto de la reina de Holanda y su primogénita, Amalia.

La decisión de tratar de gorda a la heredera de los Orange usando el subterfugio de la talla extra grande sólo cosechó rechazo y resultó por lo menos sorprendente en una publicación que le ha dedicado a Zorreguieta y su familia centenares de páginas laudatorias. Es innegable que el semanario se ha ocupado con minuciosidad de cada desplazamiento de la familia que le proporciona el toque de glamour que no logran satisfacer los que son ricos y famosos, pero plebeyos.

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Meterse con el cuerpo de una adolescente de 16 años no es aconsejable para ninguna publicación que se respete a esta altura del siglo, pero mucho menos para la que ha exprimido con avidez la vida familiar de Máxima y su célebre marido, en búsqueda del toque nobiliario tan difícil de hallar en estos pagos.

Encima, lo de look plus size en lugar de disimular las verdaderas intenciones del título las deja en evidencia con una cuota de tilinguería “extra large” para estar a tono con la nota.

Poner la mirada en el cuerpo de Amalia es raro en momentos en que casi toda la atención estaba dirigida a Alexia, la del medio, a la que fotografiaron hace unos días fumando y un poco antes en un TikTok con un rapp de letra contravertida y a quien la prensa nacional le atribuyó rápidamente la característica de ser “la más argentina de las hijas de Máxima”, por aquello de suponer que la rebeldía adolescente es nacional y popular.

Lo cierto es que Caras además de una decisión editorial reprochable ni siquiera ha podido destacarse por la originalidad. Un sector de la prensa holandesa empezó hace tres años a ocuparse del aspecto de la princesa cuando Amalia era una niña. Había concurrido a la boda griega de Filippos Lemos y Marianna Goulandris y con la misma cuota de acritud que la revista argentina pero sin palabras raras, decidieron pronunciarse sobre su peso.

Twitter, que aquí y ahora sirvió para condenar la tapa de Caras, fue vehículo en 2017 en los Países Bajos de cientos de mensajes de odio que convirtieron en trending tópic el #Amalia y motivaron la publicación de una carta abierta de una de las más famosas periodistas holandesas en el diario Telegraaf, en defensa de la futura monarca.

La misiva culminaba con un amable ”eres la princesa sol; la chica más bella del país” cuyos ecos no se habían apagado cuando la revista Bunte publicó las fotos de la familia real durante las vacaciones de invierno en Austria. Destacó una en la que Amalia usaba un camperón negro con un epígrafe en el que aclaraba que era el mismo que Máxima había lucido cuando cursaba el séptimo mes de embarazo de Ariane, su hija menor.

Se puede disfrutar en menor o mayor medida de las almibaradas notas de sociedad y de las sublimes tonterías vinculadas a los protocolos monárquicos que publica con cierta asiduidad la revista de Perfil, pero no había necesidad de incursionar en un maltrato que el empleo de un par de términos en inglés no consigue disimular.