Maravillas de este siglo
01/11/2021 | 12:02 | Por María Rosa Beltramo.
María Rosa Beltramo
El fundador de Tesla, Elon Musk escaló este año del trigésimo primero al segundo puesto de la lista que anualmente confecciona Forbes sobre las personas más ricas del mundo.Las razones del meteórico ascenso hay que buscarlas en un aumento del 705 por ciento en las acciones de Tesla, la principal de sus compañías. La fortuna del sudafricano nacionalizado canadiense, asciende a 151 mil millones de dólares.
Como cada vez que alguien se muestra excepcionalmente inteligente y exitoso, todo el mundo intenta reconstruir su infancia y adolescencia para tratar de descubrir el ingrediente especial de la receta que lo hizo único. Por esos días, amenaza con convertirse en best seller la autobiografía de Maye Musk, la mamá de Elon, que sola crió además a otros dos hijos que, al parecer, no son tan millonarios como el famoso de la familia, pero también han logrado destacar en lo suyo.
“Les enseñé a ser independientes, amables, honestos, considerados y educados para trabajar duro y hacer cosas buenas. No los traté como bebés, ni los regañé. Nunca les dije qué estudiar”. No hay pedagogo que pueda objetar ni una coma de la forma como dice haber criado a sus tres retoños esta nutricionista, especializada en la atención de pacientes con distintas afecciones.
Con el acento puesto en una u otra de las características que quiso imponer a los chicos Musk, seguramente más de la mitad de los padres coincidirían en esa crianza de ejemplos claros, lineamientos precisos, valores irreprochables y cierta independencia para que los hijos tengan la guía materna o paterna pero hagan su propia experiencia.
Las enseñanzas de Maye no alcanzan para explicar, no obstante, la genialidad de Elon que, al parecer, consiguió su primera computadora a los 12 años, aprendió a usarla en una época que casi nadie tenía pc y creó su primer programa, Blastar, lo envió a PC Magazine y de la revista lo premiaron con 500 dólares. Su madre dice que lo publicaron un año más tarde, cuando Elon había cumplido los 13 “pero no creo que ellos supieran la edad que tenía él”.
La educación y los valores que los adultos transmiten a los niños en el seno de una familia suelen marcar como un sello indeleble el futuro de los menores, pero no hay garantías de que una correcta formación garantice el éxito. Por estos días, un hacker que usó distintos alias pero últimamente se hace llamar S, tiene a mal traer el Registro Nacional de las Personas (Renaper), se apoderó de la base de datos y dice haberla vendido 6 veces a 17 mil dólares en cada ocasión.
Un periodista del sitio Rosario3 rastreó una de sus direcciones y pudo entrevistarlo.El delincuente informático contó que empezó, por puro aburrimiento, cuando tenía 12 años. La misma edad en la que Elon debutó con su programa. “Empecé a los 12, defaceando páginas (un tipo de ataque que cambia la apariencia de una página web), sobre todo haciendo hacktivismo en Anonymous, cuando era un grupo serio y se lo tomaba en serio”.
Y sigue S, “hice muchas cosas en Venezuela, México, España y algunos países de Africa. Mi familia nunca lo supo; menos hoy que vivo lejos de ellos”.
De los 12 a los 23 que tiene ahora, logró crearse fama de indetectable y se presenta como una suerte de auditor supremo que denuncia vulnerabilidades en los sistemas y, para probarlo, los hackea. Eso hizo en 2017 con el sitio de Patricia Bullrich y dos años más tarde accedió a la base de datos de la Policía Federal Argentina y se hizo con 700 giga bites de información que publicó con el título de “gorra leaks”.
No hay forma de saber si los padres de S amaban a su hijo y lo guiaban con el cariño, la dedicación y los valores que Maye le inculcó a Elon. Es probable que con el mismo manual hayan sido formados el segundo hombre más rico del mundo y nuestro hacker vernáculo.Salvando las distancias geográficas y económicas, si hay algo claro es que con una computadora y el talento de fábrica,ambos pueden hacer cosas sorprendentes.
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