Maravillas de este siglo
05/11/2022 | 13:40 |
Redacción Cadena 3
María Rosa Beltramo
Ante una audiencia expectante, la vicepresidenta del Partido Libertario Nacional, Lilia Lemoine, consiguió un coro de carcajadas al preguntar si estaba permitido tratar de "tanque australiano de medialunas" a la legisladora kirchnerista Ofelia Fernández.
Promediaba una clase sobre "militancia digital" y la correligionaria de Javier Milei y asesora de la Legislatura porteña se respondió a sí misma: "Sí, porque es un clásico. Y los clásicos son clásicos".
Lemoine es una influencer a la que su partido le encargó instruir a jóvenes que pasan horas en redes sociales, sobre la manera más efectiva de propagandizar la actividad de sus dirigentes y también defenderlos de eventuales ataques.
El modo de desacreditar a un rival tratándolo de gordo además de burdo y discriminador, elimina hasta la última gota de civismo de una tarea que siempre fue voluntaria y pretendió tener una cuota de grandeza.
Los militantes políticos del siglo pasado sabían que para hacer carrera dentro de un determinado espacio había que empezar por repartir panfletos, pegar afiches y pintar consignas en los muros.
Eran los trabajos iniciales de una actividad que proporcionaba prestigio y estaba rodeada de una aureola de heroísmo porque el país siempre estaba saliendo de algunas de las periódicas interrupciones del proceso democrático.
Hay todavía alguna pared que invita a votar por alguien que trabajará por un destino mejor o desde la que sonríe un candidato , pero los partidos tercerizan esas cuestiones y mantienen lo estrictamente indispensable para conservar cierto apego a la tradición.
Ahora todo pasa por otro lado y por si les hiciera falta, los militantes 2.0 reciben clases de maltrato.
Hay tal convencimiento en la legitimidad de esos consejos que la experta en militancia digital sostiene que "no tenemos trolls, no contratamos gente para que haga campaña sucia".
Según Lemoine, los que se reían de su habilidad para descalificar a Fernández, "eran militantes del partido Libertario aprendiendo a defenderse en redes sociales y cómo explotar las redes para militar, pero en el sentido positivo, no destruyendo gente".
La influencer se muestra segura de que tratar a alguien de "tanque australiano de medialunas" es apenas un chascarrillo amigable .
"No le dije ‘gorda impresentable’ o alguna barbaridad. No la insulté". A continuación enumeró los calificativos que considera graves y sostuvo que son los que ella recibe con frecuencia: "asesina, white supremacist, ñoqui, prostituta".
Y del otro lado de lo que para la dirigente libertaria no es una agresión, Ofelia Fernández optó por no echar más leña al fuego y trató de responder con humor: "¿Por que sería australiano el tanque? ¡Tanto yo como unas buenas medialunas somos argentinas!", sostuvo la legisladora.
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Lo importante era descalificarla por gorda, un atajo que consideran mucho más eficaz que combatirla por sus proyectos o la falta de ellos.
Triste destino el de los militantes contemporáneos si en lugar de formarlos para extraer de la política los aspectos más nobles de la actividad, los preparan para emponzoñar las redes.
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