Maravillas de este siglo
06/04/2021 | 09:03 |
María Rosa Beltramo
Se llama "cancelar" a una serie de medidas coordinadas y casi siempre convocadas por redes sociales, a través de las cuales se insta a ignorar -en el mejor de los casos- o boicotear la figura, la obra, la producción y hasta la historia de una figura pública que ha sido acusada de delitos que casi siempre tienen que ver con la integridad sexual de las personas. Lo que algunos llaman "cultura de la cancelación" es un fenómeno relativamente novedoso de consecuencias todavía insospechadas.
En el país el caso emblemático es el de Juan Darthés que pasó de ser un exitoso protagonista de telenovelas, a recluirse en su casa y a escapar luego a Brasil, tras ser denunciado por la violación de una actriz. A escala global, Kevin Spacey vio resquebrajarse en mil pedazos una trayectoria soñada, cuando la acusación de acoso planteada por otro actor lo bajó del olimpo de Hollywood al desierto en el que sigue perdido, mientras pelea en tribunales una absolución que no le servirá de mucho.
La sociedad se ha ido acomodando a la realidad que crean esas inesperadas revelaciones con menor o mayor dificultad, en función del prestigio del denunciado. Así como algunos pretenden hacer valer el principio de inocencia hasta la decisión judicial, otros se declaran estafados por la figura que admiraban y mandan sus obras completas a la papelera de reciclaje.
Los cancelados forma parte mayoritariamente de la industria del espectáculo pero ahora acaban de mencionar al historiador, sociólogo, filósofo y psicólogo francés Michael Foucault entre los pedófilos irredentos. Revelaron que se aprovechaba de niños de la calle tunecinos, a los que sometía por un puñado de monedas.
La denuncia del periodista francés Guy Sorman coincide, casualmente o no, con el lanzamiento de un nuevo libro y ha generado conmoción en los ámbitos de la cultura, la universidad y la historia del pensamiento, donde nadie cree poder prescindir de Foucault pero ni uno solo de sus admiradores es capaz de olvidar esa verdad incómoda que se hace pública a 37 años de su muerte.
Lo que caracteriza a la cancelación es que se ejecuta sin aguardar ninguna investigación judicial. En el caso de Foucault, muerto en 1984, es la primera vez que se sostiene públicamente su condición de pedófilo aunque Sorman afirma que muchos intelectuales contemporáneos lo sabían y guardaban silencio. Está claro que los que estudian y enseñan al pensador francés darían lo que no tienen por un rayo que hiciera olvidar a la sociedad lo que se acaba de revelar, porque es difícil seguir diciendo que era un filósofo notable y empezar a contar que, tal vez, era una ser humano espantoso.
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