Maravillas de este siglo
30/08/2021 | 11:20 | Por María Rosa Beltramo.
María Rosa Beltramo
No hay datos estadísticos confiables sobre la cantidad de personas que se han ido en los últimos años del país, pero existe la convicción generalizada de que la falta de horizontes, la persistencia de la inflación, los elevados niveles de inseguridad junto a cierta depresión que provocó el encierro por la pandemia, pudieron haber incidido para que un número importante de argentinos intente armar su vida en otras latitudes.
La convicción de que afuera es más fácil ha dado lugar a la cobertura semanal de notas que incluyen idílicos relatos sobre lo maravilloso que lo pasan los que se van. Aquí y allá suelen filtrarse, no obstante, algunos detalles que permiten detectar cierta dificultad, pero nueve de cada diez entrevistados suenan felices,plenos y arrepentidos de no haber alzado vuelo antes.
Por razones operativas, hay que distinguir entre las realidades de la nueva generación con habilidades infinitas para la tecnología y el resto, una amplísima franja que reúne a desempleados de cualquier edad, profesionales que sienten que merecerían estar mejor remunerados y aventureros que piensan que los cambios siempre traen ganancia.
Cualquier objetivo, por elevado que sea , suele ser poco para los centenials ocurrentes que unen imaginación y conocimiento y son capaces de alumbrar una aplicación que se disputan Amazon y Microsoft y aparecen después , con sonrisa ganadora y todavía con acné, posando junto a la estatua de la Libertad.
El éxito de ellos es más fácil de entender, pero lo realmente apasionante es leer en portales nacionales las iniciativas más convencionales de los que , sin tanta capacidad para inventar virtualidades por las que se peleen Jeff Bezos y Bill Gates, consiguen crearse oportunidades en otros países con imaginación y trabajo.
Eso sí, los que emigran suelen abandonar algunas pretensiones que en el país reivindican pero fuera de él aceptan suspender hasta nuevo aviso. Por eso no es tan raro leer “Es antropóloga cultura y licenciada en Física y creó un emporio en Madrid con la venta de empanadas tucumanas”, o “Es abogado, egresado con medalla de oro y está ahorrando como delivery en París”.
Es bueno emprender cualquier proyecto con fe y hasta creer en los milagros,pero es mejor aceptar que sólo es dable esperarlos si el trabajo que le espera al que emigra es el puesto de delantero en los equipos top de primera. El resto, hace lo que puede y sus logros suelen estar fuertemente condicionados por los problemas que enfrentan los extranjeros .
La costumbre de ensalzar la decisión de abandonar el país y la necesidad de festejar lo que se obtiene en otros lugares, se tradujo hace poco en un meme cuyo remate era algún hecho ya superado, pero que incluía la foto de Máxima Zorreguieta con el dato “Aquí era empleada bancaria y ahora es la Reina de los Países Bajos” y otra de Jorge Bergoglio, junto a la expresión “En Argentina era cardenal.Se fue a Europa y ahora es Papa”.
No hay dudas de que se necesita confianza para afrontar el desafío de tratar de vivir lejos del suelo patrio y renunciar a las ventajas de crecer en el lugar que a uno le pertenece por nacimiento, pero es mejor no levantar castillos en el aire porque es probable que el derrumbe tenga consecuencias más dolorosas bajo otro cielo.
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