Prohibido usar el celular en la escuela

El Ministerio de Educación de Catamarca revolucionó el universo escolar con la sorpresiva prohibición del uso de teléfonos celulares en un establecimiento de nivel medio, medida que a través de la resolución 621/22 hizo extensiva poco después a alumnos y alumnas de educación inicial, primaria y secundaria tanto de gestión estatal como privada, cooperativa y social.

Sacar los celulares de las aulas tiene como objetivo excluyente procurar que los estudiantes recuperen la capacidad de concentración. "La presencia y utilización de estos dispositivos ha modificado por completo el ambiente de las aulas en el marco de la presencialidad, y la relación de los alumnos con sus profesores e incluso con sus compañeros; ante esto, la disciplina se debilita y los conflictos ascienden”, explicó la cartera educativa a través de un comunicado.

La drástica determinación resultó inesperada para un porcentaje significativo de la comunidad educativa. El caso testigo fue la Escuela Secundaria N° 6 “Cacique Juan Chelemin”. No se sabe el nombre de quien presentó la moción pero se hacen cargo de la prohibición supervisores y directivos.

El dato es importante porque aunque se supone que los que están al frente del aula son las principales víctimas de la distracción que generan los celulares en poder de los alumnos, los primeros en poner el grito en el cielo por la resolución oficial fueron los docentes.

Los secretarios generales de la Unión Docentes Argentinos (UDA), Nancy Agüero, y el Sindicato Docente Catamarca (Sidca), Sergio Guillamondegui coincidieron en atribuirle a la decisión oficial la condición de “inconsulta” y también la de “impracticable”.

A los dos gremialistas les parece que ellos podrían haber aportado mucho a la discusión y, además, sospechan que existe cierta contradicción entre dos etapas consecutivas; una en la que la pandemia obligó al empleo intensivo de dispositivos móviles y la siguiente en la que se evalúa que esas herramientas impiden la concentración y por eso resultan nocivas.

Guillamondegui sostuvo que, relevamientos informales entre alumnos, padres y maestros arrojan resultados concluyentes en favor de la continuidad del uso controlado de celulares en las escuelas.

“Los alumnos nos decían que si no tienen el celular, no saben ni qué hora es. Es como si en nuestra época nos hubieran prohibido llevar el reloj a la escuela. Hago este paralelismo porque hoy el celular no es solo parte de la vida pedagógica sino que es multifuncional y tiene muchas utilidades”.

La ministra de Educación, Andrea Centurión advierte, en cambio, que "la utilización desmedida y sin supervisión del celular por parte de los alumnos genera preocupación dentro del aula”.

Y para describir una situación más o menos habitual, apuntó: “Los chicos muchas veces dejan de atender la clase para mandar mensajes o revisar redes sociales, y este tiempo de aprendizaje es desaprovechado completamente".

No hay dudas de que la telefonía celular forma parte de la cotidianeidad y que esos dispositivos ya estaban ahí cuando nacieron esos alumnos primarios y secundarios a los que hoy se les exige que prescindan de ellos durante las cuatro horas de permanencia en el colegio.

Hay mucha gente, varios de ellos educadores, pendientes de que se evalúe formalmente el resultado de la determinación que se animó a tomar el gobierno de Catamarca.

Hasta donde se sabe, en estos momentos hay sólo dos ámbitos donde se está cumpliendo estrictamente la prohibición de ingresar celulares: las escuelas catamarqueñas y la casa de Gran Hermano. En teoría tampoco se pueden usar en las cárceles, pero eso es letra muerta porque todos los días se descubren activos call centers en todas las prisiones del país.