Sexo, mentiras y video

Cuando Iván Noble comentó que había recibido el video "subido de tono" de Luisana Lopilato las imágenes llevaban por lo menos 72 horas saltando de pantalla en pantalla.

Ella, ajena a todo, descansaba en su domicilio canadiense después de acompañar a su marido, Michael Bublé a la gira por distintas ciudades europeas.

Pero en los teléfonos, las tablets, las computadoras o los televisores la actriz de Casados con hijos se desnudaba frente a un espejo y comenzaba a contonearse en un baile erótico que a más de uno sorprendió porque no era el corte de una película en proceso de rodaje y tampoco ninguna de las ya estrenadas que la tienen como protagonista.

Por algo al autor de "Avanti morocha" le pareció raro, averiguó y le dijeron que las imágenes habían sido creadas por una inteligencia artificial.

El porno soft de Luisana es, en realidad, una deep fake, un modelo avanzado que se usa sobre videos o fotos para modificar la cara, gestos y hasta la posición corporal de una persona lo que permite simular que es otra.

Noble se declaró "consternado y atónito" al advertir las consecuencias gravísimas de no poder distinguir la mentira de la verdad y la facilidad con la que se puede representar lo que, en realidad, nunca sucedió.

"Si entiendo bien, IA mediante, en breve cualquiera puede aparecer en un video descuartizando, robando un banco, haciendo un gol de chilena en la Final de la Champions, gar….. con Anne Hathaway. Es decir: todos seremos culpables de algo y todos tendremos coartada. Es el fin", concluyó el cantante.

Uno de sus seguidores sugirió que no debía preocuparse tanto porque la gente tiene la solución a mano.

"Le preguntás a ChatGPT si el video en cuestión es hecho con IA o no y fin del asunto". Pero Iván Noble insistió : "Eso en el caso de que tengas acceso, entiendas del asunto. Y sólo por ahora…".

En el caso específico del video de Luisana afecta, a lo sumo, la reputación de una persona pero, llevado al universo político, una deep fake puede tener consecuencias catastróficas.

No cuesta casi nada hacer aparecer a un político, legislador o funcionario dando o recibiendo coimas o adhiriendo a consignas extrañas. Hay mecanismos de validación que logran poner las cosas en su lugar pero, por supuesto, cuando se muestra la verdad puede ser demasiado tarde.

Y rastrear el origen de la mentira tampoco es tarea fácil. ¿A quién podrá dirigirse Luisana Lopilato si considera que el video ha lesionado su imagen?.

Aquí y allá comienzan a aparecer las realidades alternas creadas artificialmente.

En su programa televisivo Viviana Canosa mostró fotografías de José César Ruiz Andrioli, rodeado de cruces esvásticas y otra con Javier Milei. Y mientras se manifestaba horrorizada por la ideología nazi informaba que se trataba de un candidato a senador rionegrino por La Libertad Avanza.

Es una falla atribuible a la producción del programa el no haber averiguado que, en realidad, Río Negro no elige este año senadores pero, bajo el impacto de la imagen, el psicólogo matriculado y filósofo experimental Federico Andahazi -candidato de Patricia Bullrich- concluyó que alguna vez Milei había buscado su proximidad para hacer lo que hacen los nazis: buscarse un amigo judío para disimular su condición.

Ahora los libertarios piden que sea eliminado de las listas, pero esa es otra historia.

Lo importante es que las nuevas generaciones deberán acostumbrarse a formas mucha más sofisticadas que las actuales para encontrar la verdad en medio de una selva de mentiras.