Maravillas de este siglo
23/08/2021 | 08:42 | Por María Rosa Beltramo.
María Rosa Beltramo
Fue en 2013 y en medio de una cumbre de jefes de Estado cuando Angela Merkel se enteró que desde 2002, mucho antes de que asumiera como canciller de Alemania, los Estados Unidos escuchaban todas y cada una de sus conversaciones telefónicas.
Lo reveló Edward Snowden, el empleado de la Agencia de Seguridad Nacional, que además dijo que el hackeo de celulares incluía a otros 34 mandatarios, la mayoría de países aliados de los norteamericanos.
Desde entonces, el teléfono de la mujer que está a días de dejar el cargo que ejerce desde 2005, es una cuestión de estado y objeto de bromas,memes y sesudos debates sobre métodos infalibles de encriptado.
El celular volvió a las portadas después de que sonara en el mismísimo Kremlin y mientras hablaba Vladimir Putin.La reunión, con una agenda complicada, tenía carácter histórico porque la dirigente democristiana se está despidiendo de las funciones que abandonará en septiembre.
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El momento exacto en el que ingresa la inoportuna llamada quedó registrado en un video que muestra a Merkel a la diestra del presidente ruso, mientras él dice "un año relacionado con el desarrollo de la economía". Allí suena el celular y la canciller saca inmediatamente el aparato del bolsillo derecho de su pantalón, desliza el dedo sobre la pantalla y Putin concluye"Nos encontramos en constante contacto telefónico", frase que nadie sabrá nunca jamás si está relacionada con lo que estaba explicando o es una humorada que tiene relación con lo ocurrido en ese momento.
Ni siquiera la previsora y estructurada funcionaria alemana puede manejar a sus contactos.Tal vez el frustrado interlocutor no tuvo en cuenta la diferencia horaria. Lo extraño, en todo caso, es que el celular no haya quedado en manos de algún colaborador durante la audiencia.
El temario no dejaba espacio para las interrupciones.Sobre la mesa estaban nada menos que la situación en Afganistán y Libia, las relaciones bilaterales y el pedido alemán para que Moscú libere al opositor Alexei Navalny.
Antes de cruzar argumentos sobre semejantes cuestiones, hubo espacio para un gesto caballeresco de Putin que apareció con un ramo de flores.Previamente, Merkel había visitado la tumba del soldado desconocido, a 80 años de la invasión nazi a la entonces Unión Soviética,un conflicto que dejó en la región 27 millones de víctimas.
A horas de que Europa empiece a extrañar a una batalladora incansable por las conquistas continentales,la canciller está completando la gira de despedida que deja en cada país distintas postales.El sonido apagado de su celular en el Kremlin es sólo una anécdota a la que puso fin con un click.Con la misma eficacia , reestructuró hace 8 años las relaciones germano-norteamericanas cinco minutos después de enterarse que sus aliados escuchaban obsesivamente todas sus conversaciones.El teléfono de Merkel se resiste a abandonar protagonismo.
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