Un toque de distinción

Excepto los que conocen los secretos del universo financiero, el resto de la gente se sorprendió con la nueva lista de los hombres más ricos del mundo. Es que el representante de un negocio tradicional, nacido en el siglo XIX ha logrado desplazar de lo más alto del podio a un innovador que trabaja para el futuro, aunque en el presente maneja una de las redes sociales más populares y va y vuelve del espacio exterior para ajustar detalles de su empresa de taxis interestelares.

Bernard Arnault, dueño del imperio de la empresa de lujo Louis Vuitton Moët Hennessy, desbancó al sudafricano Elon Musk. En la carrera de los billetes ambos firmaron, en realidad, un final de bandera verde. La fortuna del francés es en la actualidad de 185.400 millones de dólares, mientras que la del dueño de Tesla llega a 185.300 millones.

Al parecer esos escasos 100 millones de dólares de ventaja del hombre que vende las carteras más caras del mundo obedecen a las últimas operaciones que Musk tuvo que hacer para quedarse con Twitter en una negociación plagada de obstáculos que finalizó con éxito, pero que lo tiene ahora convertido en el malo de la película porque desde que llegó a la compañía no ha parado de generar despidos y de pelearse con los usuarios más famosos de la red.

Sin embargo, las dificultades coyunturales del que cedió el primer lugar no alcanzan a explicar acabadamente cómo es posible que el empresario que vende carteras, bolsos y cinturones haya conseguido facturar más que el que fabrica autos eléctricos, cohetes reutilizables y administra una de las más extendidas redes sociales.

La fortuna de Arnault se incrementó en los últimos meses gracias a una mejora de los resultados de LVMH, número uno mundial en el sector del lujo, que obtuvo un beneficio neto de 12.000 millones de euros (12.620 millones de dólares) en 2021.

En lo que va de 2022, las acciones de Tesla perdieron más del 47% de su valor desde que Musk hizo su oferta para comprar Twitter a fines de marzo pasado. Esa es la principal razón por la que el sudafricano cayó al segundo puesto aunque la diferencia es tan exigua que en un día afortunado Tesla se recupera y su dueño retorna al primer lugar.

En el resto de las ubicaciones más expectables están el inversor Warren Buffett; el fundador de Microsoft, Bill Gates ; el creador de Oracle ,Larry Ellison ; el empresario indio Mukesh Ambani; el fundador de Google ,Larry Page y el magnate mexicano de las telecomunicaciones, Carlos Slim.

Louis Vuitton fundó su empresa de marroquinería en 1854 y en todas las épocas ha conseguido imponerse como exponente del lujo y la exclusividad. Hace más de un siglo que las carteras LV sirven para apuntalar carreras o para destruirlas. Nunca se sabe cómo reacciona el público cuando le muestran a una actriz, una empresaria o una dirigente política aferrando una de esas carteritas mínimas que pueden costar tanto como un departamento.

La empresa francesa que es sinónimo de distinción no perdió el liderazgo ni siquiera cuando tuvo que emplear buena parte del siglo XX en desembarazarse del mote de colaboracionista de los nazis que se ganó durante la administración de Petain. Es que el lujo es irresistible para gran parte de la sociedad y un porcentaje importante lo paga con gusto..