Historias
25/10/2023 | 09:43
Redacción Cadena 3
Audios
Crisis de vértigo, síndrome de Susac y un nuevo proyecto de vida
Federico Segreti es ingeniero industrial especializado en alimentos, en el 2010 lo diagnosticaron con síndrome de Susac, una enfermedad que produce encefalopatía, pérdida auditiva neurosensorial y oclusión arterial retinal.
Su rápida detección le permitió acceder a un tratamiento adecuado y si bien logró recuperarse con el tiempo, la enfermedad le dejó como secuelas pérdida de la audición en ambos oídos y problemas en la visión.
“Era un síndrome muy raro, a mí me afectó la audición y la visión periférica, tuve varias crisis y provocaban pérdidas en ambos campos. Es autoinmune del sistema neurológico. Tuve suerte porque la enfermedad tiene casuística y te puede afectar a tener encefalopatías y pérdida de memoria a corto plazo”, explicó a Diversidad.
“Es algo que aparece y cuando me pasó había apenas 50 casos escritos en el mundo”, recordó.
Los episodios comenzaron con una crisis de vértigo, hasta que los especialistas lograron encontrar un tratamiento adecuado.
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Toda esta situación lo hizo sensibilizarse con respecto a la inclusión y a la relación con el entorno. “Fueron muchos meses y estar inmunosuprimido por alrededor de 4 años”, contó pero asegura que en todo ese tiempo jamás dejó de trabajar, pese a que su tratamiento fue experiemental.
Los resultados afortunadamente fueron buenos y una vez recuperado decidió reinventarse en un nuevo proyecto y crear una fábrica de alimentos para personas con celiaquía y diabetes.
Su historia de vida y otras situaciones familiares como una tía con celiaquía, lo motivaron a unir su carrera con las posibilidades de crear un mundo más amigable. Así logró unir su carrera y su profesión con una propuesta de alimentación inclusiva.
“La enfermedad no me frenó y tampoco dejé que me frenara. Tenés que estar bien preparado mentalmente desde un ángulo positivo y con fe en que te vas a recuperar”, completó.
“Happy Food empezó en una cocina tratando de lograr la calidad de productos para los que no podían consumir gluten. El objetivo era generar una situación de felicidad y de que ellos puedan compartir alimentos con todo el mundo”, explicó.
“La inclusión para mí es algo importantísimo y algo que tenemos todo el tiempo presente. Es lindo ver que el trabajo que uno hace tiene sus frutos y genera una cuota extra a través de la alimentación”, concluyó.
Aproximadamente el 1% de la población tiene celiaquía, y se estima que más de 360 millones de personas tendrán diabetes en el año 2030. No obstante, también están quienes son intolerantes a la harina de trigo, las personas alérgicas y otros tantos subdiagnosticados.
A dos años de la inauguración de su propia planta, Happy Food concretó su primera exportación a Chile este año, con una línea de alfajores, y trabaja para insertarse en otros países de la región y EEUU.
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