Deportes
18/07/2011 | 07:10 | Lo que pasó en Santa Fe dolió, causó tristeza porque en la tabla del merecimiento -la más injusta del fútbol- Argentina, así con todos sus errores defensivos a cuesta, fue amplio ganador por sobre Uruguay, que tuvo al "porteño" salvador Muslera.
Menos de 48 horas de una nueva eliminación de una Selección argentina de fútbol de una competencia importante antes de sus instancias decisivas, pero este paso en falso merece un análisis mucho más profundo y necesita de un replanteo.
Lo que pasó en Santa Fe dolió, causó tristeza porque en la tabla del merecimiento -la más injusta del fútbol- Argentina, así con todos sus errores defensivos a cuesta, fue amplio ganador por sobre Uruguay, que tuvo al "porteño" salvador Fernando Muslera.
De hecho, Sergio Batista opinó que la eliminación de su equipo en cuartos de final -con un triunfo, tres empates y ninguna derrota- no fue un fracaso, pero el primer paso de una verdadera autocrítica es reconocer que el objetivo no se cumplió y las expectativas tampoco.
Lejos están estas líneas de pedir la cabeza del entrenador, pero Argentina era local y a nivel de las mayores, trataba de recuperar un título después de 18 años, tras la victoria en la Copa América Ecuador ''93.
El escenario era innmejorable, tenía entre sus filas a cinco delanteros de los equipos élite de Europa, incluido el mejor del mundo Lionel Messi, pero sufrió durante todo el torneo por las pocas situaciones de gol y cuando las tuvo, falló mucho en la definición.
Los problemas en la gestación en los dos primeros partidos ante Bolivia y Colombia, obligaron a cambiar la idea inicial, el esquema y los protagonistas del armado de "Checho" Batista.
Ahora, aferrado a un contrato que firmó hace dos meses en las oficinas de la AFA, Batista confirmó que lo cumplirá hasta su finalización, una vez terminadas las Eliminatorias para el Mundial de Brasil 2014.
Justamente, ese será el próximo objetivo importante de la Selección mayor: dos dobles fechas (Chile-Venezuela y Bolivia-Colombia) en octubre y noviembre.
El DT entonces tendrá que reenfocar el rumbo de un equipo decepcionante, que careció de variantes y que cuando necesitó jugar -durante un tiempo tuvo un hombre de más ante Uruguay- no consiguió dar tres pases seguidos.
Habrá que fortalecer el juego aéreo, rodear mejor a Messi y, para continuar con la premisa de posesión de la pelota, poner jugadores que sepan y quieran jugar en conjunto.
Los intentos individuales fueron una constante cuando Argentina necesitó de ese hombre que impusiera la pausa, piense la jugada y ejecute en función de la idea inicial.
E incluso, en la previa con Uruguay, Batista dijo que esperaba que el partido se definiera "con una individualidad".
Argentina es mucho más que una individualidad, o al menos tiene jugadores como para intentar otra cosa. Messi debe ser la frutilla del postre, quien decore el funcionamiento colectivo.
Pero la situación es mucho más grave si se toma en cuenta que la decadencia de Argentina, a nivel mayor, tiene su correlato en las juveniles, cuando hace apenas una década era el mejor indiscutido en esa área.
Alejado José Pekerman y Hugo Tocalli -que logró el último título con el sub 20 en Canadá 2007-, los juveniles fueron adoptados como "caballito de guerra" de la Generación campeona del mundo en México 1986.
No se eligió un proyecto, el reclamo que inició Carlos Bilardo y que se repetía en cada uno de éstos protagonistas le dio trabajo a Batista, José Luis Brown, Julio Olarticoechea, Oscar Garré y Walter Perazzo.
En este lapso, Argentina no se clasificó por primera vez en la historia a un Mundial sub 20 -con Batista como DT-, no podrá defender en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 sus dos medallas de oro consecutivas en Atenas 2004 y Beijing 2008, y el sub 17 de Oscar Garré, hace pocas semanas, entró con lo justo a los octavos de final y cayó con Inglaterra por penales.
Perazzo tendrá la responsabilidad de salvaguardar el orgullo juvenil en Colombia, donde a fines de julio se disputará el Mundial sub 20, al que consiguió la clasificación en el Sudamericano de Perú, en enero pasado.
No es hora de hacer uso de la frase que el titular de la AFA, Julio Grondona, luce con beneplácito en el frente de su escritorio de la calle Viamonte.
Esta vez, Don Julio, no es hora de un "Todo pasa".