Agro
30/03/2012 | 16:08 | Con el asesoramiento del INTA el área central de la provincia retoma esta producción que fue clave hasta la década de 1960. Se logran rendimiento de hasta 3.000 kilogramos por hectárea.
Ahora el famoso arroz con leche de la canción popular también podrá ser del área central tucumana. Es que desde hace cinco años, y con el asesoramiento del INTA, algunos productores trabajan con buenos rendimientos este cultivo que hacía décadas había desaparecido de la provincia.
Juan Manuel Macció, jefe del INTA Monteros, recordó que “hace 40 años había en la zona un molino importante llamado La Hormiga en el cual se trabajaba con arroz. Décadas después, trajimos desde el INTA Corrientes, semillas, variedades y tecnología. En esta línea, el año pasado sumamos el riego, que entusiasmó a algunos productores y apostaron por este cultivo”.
En la actualidad, y con rindes cercanos a los 3.000 kilogramos por hectáreas, se lo utiliza mayormente en el período de intersiembra de la caña de azúcar en campos de Monteros y de Simoca en el área central de la provincia, explicó Macció.
El arroz en esta zona del NOA se realiza sin abonos ni herbicidas: “Se lo produce en forma manual y familiar. Incluso hay una cooperativa formada por pequeños productores -Las Maravillas Ltd.- que lo cultivan en forma orgánica e integral con excelente calidad”, puntualizó Edgardo Sánchez Tello extensionista del INTA Monteros quién destacó que además del consumo familiar “lo venden en dietéticas de la zona”.
Para Tello, los productores que apostaron al arroz continuarán su producción como alternativa a la caña de azúcar. La siembra es entre noviembre-diciembre y para la cosecha hay que esperar cerca de 115 días.
En números, el kilo ya embolsado de arroz ronda los 9,50 pesos. Y sin bien hoy en toda la provincia son aproximadamente unas 10 hectáreas en las que se cultiva arroz, los técnicos del INTA coinciden en que con la construcción de pozos semisurgentes en la zona, esta actividad podrá divisar un mejor futuro.
Como agua de pozo
Puntualmente en 2009, con ayuda del gobierno provincial y municipal, se construyeron pozos semisurgentes de 30 metros de profundidad en los que mediante motores a explosión se saca agua para regar los campos. Con la aplicación de esta tecnología casi se duplicaron los rindes: de 1.800 kilogramos por hectáreas se pasó a 3.000.
Este pozo sirve, además, para el riego de maíz y hortalizas junto a una incipiente actividad ictícola con carpas y variedades locales.
El extensionista del INTA se entusiasma: “De a poco se recuperó un clásico cultivo para el pequeño productor como lo es el arroz de buena calidad cuidando el medio ambiente y generando, por sobre todo, nueva mano de obra”.