Profundo dolor en Casa Rosada
28/10/2010 | 16:42 | La Presidente participa junto a sus hijos del velatorio oficial de su esposo. Estuvo en el Salón de los Patriotas de 11.20 a 13.50. Regresó junto al féretro pasadas las 15. Se acercó en varias oportunidades a quienes transitan frente al ataúd.
Con fortaleza, emocionada, pero sin llegar a quebrarse, la presidenta Cristina Fernández participó junto a sus hijos, Máximo y Florencia, del velatorio oficial de su esposo Néstor Kirchner realizado en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos.
De regreso El Calafate, Cristina se mostró públicamente tras la muerte de su esposo a las 11:20, hora en la que ingresó a la capilla ardiente instalada en la Casa Rosada, donde el velatorio se desarrollaba con el féretro cerrado y cubierto con la bandera argentina.
Sobre el ataúd de encastres dorados reposaban también los atributos presidenciales, el bastón y la banda que usó Kirchner durante su mandato, que se extendió desde el 25 de mayo de 2003 al 10 de diciembre de 2007.
La esperaban allí todos los integrantes del Gabinete, y los gobernadores de San Juan, Chaco, La Rioja, Buenos Aires, Tucumán y Formosa, entre otros, muchos de ellos con lágrimas en los ojos.
Inicialmente, la Presidenta estuvo durante dos horas y media frente al féretro, que por momento acarició y donde colocó tres pañuelos blancos de Madres de Plaza de Mayo, uno de ellos obsequiado por la titular de Abuelas, Estela de Carlotto, con quien Cristina se fundió en un fuerte abrazo.
Mientras tanto, se sucedía en el Salón la intensa y permanente peregrinación de quienes se agolparon desde temprano en la Plaza de Mayo para rendir homenaje al ex mandatario y darle su último adiós.
Y cada uno lo hizo a su modo: en llanto, en prudente silencio, o con gritos de apoyo a la mandataria y a su familia, que eran seguidos por largos aplausos a los dos lados del vallado que separó el ataúd del público.
Sumamente conmovida, vestida de color negro con un ligero maquillaje en su rostro, la Presidenta optó por usar lentes oscuros para ocultar el cansancio y el profundo dolor por la entrañable pérdida.
Por momentos la mandataria quebró en llanto como a quien le viene alguna imagen a la mente y, por otros, esbozó alguna tenue sonrisa en agradecimiento a quienes llegaron al lugar, tocándose el pecho del lado del corazón con su mano derecha ante las palabras de apoyo y tirando un beso muy de tanto en tanto.
Sin perder contacto con la gente, la Presidenta se acercó en varias oportunidades a quienes transitaban por el frente del féretro de su esposo y así fue que recibió una rosa, un rosario y una bandera argentina tejida, que también colocó sobre el ataúd.
Luego de permanecer casi dos horas y media en la capilla ardiente, donde también recibió las condolencias de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; Chile, José "Pepe" Mujica y su esposa Lucía Topolansky; el chileno Sebastián Piñera; y el boliviano, Evo Morales; la mandataria se trasladó hacia el Salón Colón para tomarse un más que breve descanso.
Regresó un rato más tarde para sentarse esta vez junto al féretro, el que siguió acariciando con gestos de angustia, en compañía de su madre Ofelia Wilhelm y de sus dos hijos, quienes no se exponían públicamente desde hacía mucho tiempo.
A su lado, la ministra de Desarrollo Social y hermana del ex presidente, Alicia Kirchner, también lucía visiblemente acongojada, acompañada por sus hijas, Natalia y Romina Mercado, mientras el secretario general, Oscar Parrilli, se encargaba de todos los detalles de la organización.