Un interno tomó imágenes de cómo se daba el escape ese domingo de 2021.

Judiciales

"El mayor golpe en la historia": condenaron a los evadidos de Piñero

04/06/2024 | 15:05

El domingo 27 de junio de 2021 ocurriría un antes y un después en la violencia por parte de las bandas delictivas contra el Estado. Ocho internos fuertemente armados se fugaron de la cárcel.

Redacción Cadena 3 Rosario

Francisco Castro Cufré

Por Francisco C. Cufré

“Como si fuera el guion de una película”. Con esas palabras abrió sus alegatos de clausura el fiscal Franco Carbone en el pedido de altas penas contra los once implicados por "el golpe más importante de la historia del Servicio Penitenciario de Santa Fe". Este martes en el Centro de Justicia Penal de Rosario, los jueces de primera instancia Fernando Sosa, Silvana Lamas e Ismael Manfrin condenaron a los once acusados por la evasión de la cárcel de Piñero. El fiscal Franco Carbone pidió penas que iban de los iban de los 11 a los 26 años. El pedido de portación conjunta de arma de fuego, clave en la resolución del juicio.

El domingo 27 de junio de 2021, Franco Ezequiel Cantero, Rodrigo Leonel Gramajo y Walter Ezequiel Soraire, quien perdería la vida en el ataque, ingresaron a la unidad penitenciaria cortando los alambrados perimetrales con una amoladora y se tirotearon con los centinelas para lograr el escape de los detenidos, entre los que se encontraba Claudio “Morocho” Mansilla.

Pero el cerebro del golpe fue otro interno: Sergio Cañete. Casualmente, uno de los primeros que caería. El delincuente, conocido por el robo a un banco simulando ser una persona en silla de ruedas, fue el encargado de organizar con el afuera la evasión. “El plan era perfecto, pero la mano de obra no”, comentó Carbone en la audiencia de la mañana del lunes de la semana pasada, quien luego dio a conocer una infidencia: “Esa tarde me llamó una fiscal y, por el modus operandi, me dijo que sospechaba que el ideólogo tenía que haber sido Cañete”. El uso de una máscara de mono, como le dicen al interno, y los miguelitos a su paso -como hizo en 2015 tras robar un banco-, dieron los primeros indicios de que el cráneo había sido él.

Pero los actores de la huida cinematográfica no eran hollywoodenses. Según los chats que se expusieron a lo largo del juicio, Cañete debió reclamar una y otra vez a sus cómplices en el exterior que recordaran cargarle crédito a su teléfono y nafta al auto con el que cometerían el hecho, algo más que importante para llevar a cabo el golpe. Además, la idea original era huir de la unidad penitenciaria el 20 de junio de 2021, ya que dos días después comenzaba el juicio contra Claudio “Morocho” Mansilla por un doble homicidio con la participación de un menor de edad y en el sistema santafesino los procesos no pueden iniciar sin la presencia del acusado.

Por el escape y la teoría de que todos tuvieron acceso a las armas de fuego con las que se llevó a cabo el atentado, Carbone solicitó penas que van de los 11 a los 26 años, con la posibilidad de unificarse a otras. El fiscal se apoyó en testigos que marcaron que en la huida “todos tiraban” y declaraciones que detallaron que “todos subieron al Peugeot 3008” con el que llegaron desde el afuera Gramajo, Cantero, “Guachín”, quien hasta el momento no fue identificado, y Soraire.

Si bien el ataque se dio el 27 de junio de 2021, la Fiscalía afirmó en los alegatos finales que el hecho se venía planeando desde mucho tiempo atrás. Cañete contaba con la banca de Mansilla a la hora de poner su cabeza a trabajar para lograr la planificación perfecta para el escape. De ese modo, se comunicó con su pareja, Magali Fernández -condenada a seis años en un juicio abreviado-, y Franco Cantero, para que se encargaran de buscar a las personas y las herramientas necesarias para dar el golpe.

Con los roles establecidos y el momento justo para atacar, ese domingo pasadas las 17:10 horas, “Guachín”, Cantero, Gramajo y Soraire, llegaron por un camino lateral a la Unidad Penitenciaria Nº11 y estacionaron en un Peugeot 3008. Mientras “Guachín” esperaba en el coche, los otros tres bajaron y con una amoladora cortaron los tejidos perimetrales de la cárcel. En tanto, los detenidos del Pabellón 13 del Módulo D, que lideraba Mansilla, comenzaron un tumulto que distrajo la atención de los centinelas.

Lo que continuaría en la secuencia sería un tiroteo con armas de fuego de alto calibre entre los tres delincuentes que ingresaron y los gariteros, hecho que terminaría con la vida de Soraire, un joven que tenía una hija y fuertes problemas de consumo de drogas. Al mismo tiempo, los presos rompían el alambrado de su patio y salían por uno de los caminos hacia el lugar donde habían entrado sus compañeros de banda, dejando a su paso el cadáver sin vida de Soraire y el arma que portaba. “Dejaron tirada una persona como si fuera una bolsa de papas”, indicó Carbone en su exposición.

A lo largo del juicio, algunos implicados buscaron despegarse de la planificación del hecho y afirmaron que al ocurrir la balacera buscaron resguardarse en el interior del pabellón. Sin embargo, como las puertas estaban cerradas, corrieron hacia el afuera. Para el fiscal, los testimonios fueron inverosímiles. Otros detenidos, testigos de lo ocurrido, declararon en el juicio que en estos casos cuando alguien no quiere participar en una trifulca se arrojan al piso.

En total fueron nueve los internos que escaparon, pero solo ocho, según empleados del Servicio Penitenciario que observaron lo sucedido, subieron al Peugeot que esperaba en el lugar. “Los vi salir con los pies colgando del auto”, declaró uno. El restante, Giménez, quien no habría formado parte del grupo y al ver la posibilidad de fugarse de Piñero emprendió la huida con el resto, fue golpeado por los internos y bajado del coche. Fue recapturado en el lugar.

“A un preso le sale gratis fugarse”, repitió varias veces Carbone, para luego advertir que “esta vez no sería así”. La presencia de todos en el auto y el acceso a al menos cinco armas de fuego le dio el pie para imputarles la portación conjunta para subir las penas. Además, puso el foco en los recursos que debió invertir el Estado en su hallazgo: “Más de 10 fiscales del Ministerio Público de la Acusación; cien allanamientos con la participación de 15 jueces distintos; 20.000 policías de Santa Fe, más otros tantos de Buenos Aires, abocados a dar con los evadidos, etc.”.

Una vez en el interior del coche que conducía “Guachín”, los internos escaparon por un camino rural. En esas circunstancias se les atribuyó haber portado conjunta e ilegítimamente, dos pistolas calibre 9mm, una pistola calibre 9 mm. marca Bersa Thunder, una pistola calibre .380 mm. y una pistola calibre 11.25 mm.

Cañete y Rojas abandonaron ese vehículo en la Ruta Provincial 14 a la altura del kilómetro 3.6, y continuaron su huida en el baúl de un Honda Civic azul oscuro, conducido por Elisa Magdalena Álvarez y Canteros en el asiento del acompañante. A su paso, dejarían “miguelitos”, una marca registrada del ladrón de bancos, para evitar ser perseguidos. No obstante, la suerte le tendría preparado un trago amargo al ideólogo del escape.

Pasada la medianoche, a la altura de Soldini, el Honda Civic se topó con un control policial y lejos de detenerse, comenzó un escape a toda velocidad que terminaría en Pérez con los agentes descubriendo en el maletero del auto a Cañete y Rojas, junto con tres armas de fuego. Al segundo de ellos, quien afirmó que se había metido en el baúl sin saber quién estaba a su lado durante siete horas, también le daría positivo un dermotest en una de sus manos, lo cual indicaría que abrió fuego al menos una vez.

El tercero en ser recapturado fue Antonio Alejandro Schmittlein, 15 horas más tarde, en un camino rural que se extiende entre las localidades de Carmen y Venado Tuerto, a unos 140 kilómetros de la localidad de Piñero. Dos días después, y luego de ser allanadas su vivienda y las de su círculo íntimo se presentaría Ezequiel Romero en una dependencia policial acompañado por su abogado.

Alejandro Candia fue descubierto el 12 de julio en una vivienda de Villa Moreno, luego de la denuncia de vecinos y una investigación que iba tras sus pasos. Esta fue su tercera evasión del Servicio Penitenciario. Daniel David Piscione fue recapturado el 17 de agosto, cuando cayó herido en un hospital y dio un nombre falso. Martín Alejandro Cartelli, quien registra múltiples condenas bajo distintos nombres como Sbaffo o Acevedo, fue descubierto el 20 de agosto en una pensión de Ramallo y a lo largo del juicio fue el más crítico con Carbone, acusándolo de distintas cosas.

El último en caer fue la persona por la cual se orquestó el escape: Claudio “Morocho” Mansilla. Casi un año después de la evasión, el 14 de junio de 2022, en “Zona Cero”, en el noroeste de Rosario. Junto a él había un arsenal de armas y estupefacientes. Mansilla, hoy alojado en una cárcel de Buenos Aires, decidió casi no presenciar las distintas audiencias y se encuentra señalado como uno de los posibles instigadores de los cuatro crímenes que atemorizaron a Rosario durante el mes de marzo.

Condenas: 

- Cartelli Alejandro Martin: 9 años

- Joel Isaías Rojas: 15 años + 5 por pena anterior: 20 años

- Cañete, Sergio Martín: 17 años, unificados con pena anterior: 36 años

- Schmittlein, Antonio Alejandro: 9 años + 13 por pena anterior: 22 años

- Franco Ezequiel Canteros: 16 años

- Daniel David Piscione: 9 años

- Mansilla Claudio Javier: 9 años + 12 años por pena anterior: 22 años

- Álvarez, Elisa Magdalena: 12 años 

- Gramajo, Rodrigo Leonel: 18 años

- Candia, Alejandro Andrés: 9 años

- Romero, Ezequiel Rodolfo: 9 años + 7 años y seis meses por pena anterior: 16 años y seis meses.

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