Entrevista a Ivo Kraljev
15/10/2023 | 07:00
Redacción Cadena 3 Rosario
Lucas Correa
Ivo Kraljev es un joven de apenas 29 años. Su apellido, de origen croata, y su historia emprendedora podrían hacer creer a más de un prejuicioso que se trata de la aventura de un extranjero, hijo de una tierra llena de oportunidades, al que el mundo se le acomoda fácil. Pero no. Es rosarino, le toca bailar de lo lindo a diario como a cualquier empresario y lidiar con varios fantasmas. Algunos externos como la inflación, la inestabilidad, la incertidumbre, las reglas cambiantes y otros propios de la edad como crecer, madurar, elegir vínculos, lugares donde asentarse. La vida.
Ivo se presenta como “uno de los cerebros detrás de Arbanit Fellow”. La empresa -ya superó el concepto de emprendimiento- fabrica cubanitos rellenos con praliné de avellanas, con baño de repostería de dulce de leche, con praliné de maní. Y para los más osados los hay de frutos del bosque, de frutilla y de maracuyá. Todos estos productos no sólo se comercializan en Rosario y en buena parte del país, sino que han cruzado las fronteras nacionales llegando a países como Uruguay y Paraguay. Y parece que se viene más.
Al ser consultado por su formación personal y académica y esperando como respuesta un título universitario relacionado con la administración o el manejo de números, la respuesta descoloca: “Soy autodidacta. Emprender en mi vida surgió como una serendipia. No era lo que estaba buscando pero sí me hizo reconocer fortalezas propias y debilidades y ahí me volqué de lleno. En el 2013 comencé a cursar la Licenciatura en Empresas Hoteleras un poco perdido porque no sabía qué quería hacer de mi vida. Me había vuelto de jugar al fútbol en Europa y fue cuando dije me voy a poner a estudiar algo que me guste, que esté vinculado a viajar y ahí la historia cambió totalmente”.
La idea que introduce Kraljev de la universidad y la experiencia resulta tan interesante como provocadora. “Un amigo de la familia me había dicho que yo tenía un perfil comercial. Yo no lo había descubierto porque era chico y por eso digo que a veces la universidad te impone cosas y en cambio la vida y la experiencia te ayuda a tomar otras decisiones”, lanza el empresario, que suma en su relato de los primeros pasos la importancia de la familia en el ejemplo: “Mi viejo me transmitió mucho el hecho de hacer algo por uno mismo. No tanto desde el punto de vista del emprendimiento, sino que es un busca de la vida y de ahí saqué esa impronta que tengo para emprender”.
El nacimiento del proyecto
“Arbanit nace el 18 de mayo de 2015 después de que una profesora de cocina de la facultad me haya dicho que la cocina y la felicidad estaban relacionadas. Nos pusimos a ver qué podíamos hacer que esté relacionado. Mi papá tenía una máquina de conitos abandonada. Él tenía una fábrica de insumos de heladería. Fuimos y pusimos a punto la máquina. Empezamos a pensar qué sabores podían ser. Cuáles eran los más populares en ese momento. El de avellana lo tenía una marca muy conocida que no paraba de crecer, dulce de leche es algo que ya hay y la pasta de maní también estaba creciendo en Estados Unidos. Empezamos a trabajar en la cocina con las obleas, llenando la manga. Era un proyecto muy chiquito y de a poco fue tomando toda la casa. Empezamos vendiendo en parques, en la playa, haciendo de todo para poder seguir construyendo y en un momento nos dijeron que ahí no podíamos estar más y nos mudamos a nuestra segunda fábrica”, cuenta el empresario, que junto con su socio, Gabriel Freites, llevan adelante el proyecto.
Para Ivo, Arbanit es un estilo de vida. “Es una manera de vivir el día a día. Un vehículo para generar y vivir experiencias. Una fuente de aprendizaje constante de desafío. Se alinea mucho con mi filosofía de vivir desafiado todos los días. De buenas y malas pero vivir y acumular experiencias”, se envalentona.
De emprendedor a empresario, con todas las letras
“Nosotros decimos que hicimos la facultad del emprendedurismo porque realmente arrancamos de cero” dice Kraljev e insiste con el cero y se ríe. “Eso nos llevó a tener que pasar por todos los estadíos, por todas las áreas de la empresa y creo que estamos en un momento en el que dejamos de emprender hace dos o tres años para pasar a ser empresarios y ahora estamos haciendo el doctorado en empresariados”, y se vuelve a reír. Pero lejos de la pedantería que supone una frase así, agrega: “Nos falta crecer un montón y somos conscientes de eso. Por eso queremos seguir aprendiendo y vivir distintos tipos de experiencia como en las que estamos en este momento”. Vale aclarar que para la realización de esta nota la comunicación fue enteramente virtual porque el joven está en Alemania, en la feria Anuga, la más importante del mundo en materia alimentos.
Arbanit en esta Argentina
“Hoy Arbanit es una empresa totalmente dinámica que está buscando todo el tiempo el crecimiento. Exceptuando la crisis, todas las proyecciones daban un 45% para este año. Por el momento estamos en un 15% que no deja de ser un número grande. Estamos más consolidados, tenemos un board interesante, asesores externos en cada área que nos acompañan porque no dejamos de ser dos personas muy jóvenes que no sabemos nada y que necesitamos de gente con su sabiduría que nos acompañe para poder llegar hacia donde queremos ir”, indica y agrega que “hoy es una empresa que apuesta a la innovación y al desarrollo de productos con lo cual con el tiempo creemos que nos vamos a posicionar en un buen lugar para la industria nacional y también como referencia en la industria a nivel internacional”. Cabe destacar que el proyecto arrancó con dos personas y hoy, apenas un puñado de años después, ya son veinte.
Ser joven, empresario, argentino y no armar las valijas
Si hay un sector al que la crisis golpea -y duro- es a los jóvenes. Dice Bioy Casares en “Diario de la guerra del cerdo” que “la juventud es presa de desesperación”. Al ser consultado por el momento del país, el empresario Kraljev, que además tiene 29 años, dice:
“Es durísimo. Es duro ver cómo la gente siente que no puede progresar en el país y cómo la realidad tanto económica como de seguridad termina asfixiando a las personas y termina desarmando grupos, amigos. Me afecta. Con el tiempo lo estoy normalizando dado como somos en nuestro país que tenemos algo de resiliencia, pero es duro”.
La pregunta es inminente: ¿Pensaste en irte del país como hacen muchos jóvenes que tienen la posibilidad? La respuesta, despojada de todo egoísmo, invita a la reflexión: “Tuve la fortuna de haber vivido en el exterior cuando me fui a jugar al fútbol a Alemania y tuve la suerte de viajar mucho tanto por laburo como por deseo personal o porque mi familia me incentivó y entiendo a las personas que se quieren ir porque considero que hay buscar oportunidades y hay que tratar de experimentar. Está bueno que los jóvenes se den el lugar de ir a ver otra realidad porque uno necesita perder lo que tiene o sentir que no lo tiene para realmente disfrutarlo así que creo que es como una enseñanza de vida que todos en algún momento de alguna u otra manera tenemos que transitar”.
¿Y por qué pese a todo seguís apostando por Argentina? se dispara otra cuestión. Con honestidad, Ivo dice: “Pregunta complicada. Porque es el lugar donde nací y las raíces nuestras y donde nos sentimos cómodos. Es nuestra tierra. Es donde culturalmente estamos alineados. Y porque en este contexto adverso está bueno sobreponerse y Argentina te prepara. Tenemos un espíritu único”.
Mirando hacia adelante
Respecto al futuro del país, la mirada y el deseo de un empresario joven tienen un valor agregado, como el de su producción. “Voy por la utopía pero creo que me gustaría que pase lo que pasó en Israel. Que se alíen todos los partidos y se arme un plan, independientemente de quién gobierne. Necesitamos estabilidad. Es increíble la cantidad de esfuerzo que desperdiciamos haciendo mal las cosas”, dice. Y en alusión al futuro de su empresa, sueña: “Me gustaría poder ampliarnos productivamente, consolidar a todo el equipo. Apuntar a un crecimiento sostenible para el año que viene y lograr exportar a cinco países en 2024”.
Lo de “sueña” no estamos seguros de que sea tan así. En la feria alemana pudieron acercar sus productos y ver la potencialidad de concretar negocios. “Nos permitió recibir feedback de todo el mundo y llevar la bandera a muchos países”, indica. “Ya hay casos como el de Franui que está siendo un éxito, Arcor que está en más de 100 países, y sabemos que para Argentina genera mucho impacto el desarrollar productos con valor agregado, que no es la industria que tenemos más desarrollada. Por eso también es motivante estar en esos lugares y saber que podemos competir con cualquier otra empresa del mundo”, cierra.
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