Incendios forestales: científicos alertan que el humo puede generar enfermedades

La postal de incendios forestales en el Delta del Paraná y pastizales del Gran Rosario y la región se repite año tras año. En 2024, a mediados de agosto, el humo se hizo presente durante algunas jornadas en el cielo rosarino. El día 13 del octavo mes del año un equipo de científicos midió la calidad del aire y detectó que los niveles de contaminación estuvieron un 40 por ciento por encima de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece como registro límite. Esos niveles de toxicidad, alertan, pueden agravar enfermedades preexistentes y hacer que se desarrollen nuevas.

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La investigación estuvo a cargo de un equipo conformado por expertos del Institutos de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (Idicer) y del Instituto de Física Rosario (Ifir), con respaldo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

La medición se llevó a cabo con un medidor acoplado al Sistema de Recolección de Partículas Suspendidas Totales. La conclusión del informe fue la siguiente: “El 13 de agosto del 2024 se registraron incendios aproximadamente a 75 kilómetros al norte de la ciudad de Rosario. El viento norte arrastró los gases y el material particulado a la ciudad, alcanzando valores máximos de PM2.5 de 68 µg/m3. El promedio durante 24h fue 21 µg/m3 (superando un 40 por ciento el límite recomendado por la OMS). Las condiciones meteorológicas favorecieron a las altas concentraciones de material particulado durante 4 días consecutivos”.

Bettina Bongiovanni, doctora en Ciencias Biológicas y Farmacéutica, habló con Cadena 3 Rosario y explicó las consecuencias que pueden generar esos niveles de contaminación del aire. “Esto puede hacer efecto no solamente sobre el sistema respiratorio. Las partículas ambientales que se producen en los incendios traen compuestos químicos como monóxido de carbono, formaldehido y otro tipo de componentes tóxicos que pueden llegar al torrente sanguíneo”, precisó.

Bongiovanni dijo que la contaminación puede directamente alterar el sistema inmune y generar nuevas patologías. “Vimos que este material particulado produjo un aumento de la inflamación, es decir que estaríamos como inflamados para poder responder después a otro tipo de infecciones, asma, Epoc (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), enfermedades preexistentes o cardiovasculares, arritmias. Esto genera una predisposición a que la enfermedad se agrave o aparezcan signos clínicos de enfermedades no diagnosticadas previamente”, alertó la integrante de Idicer.

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Salud en jaque

La preocupación de los investigadores no se limita a las afecciones que puedan generarse de forma aislada o a la aparición de nuevas enfermedades. Existe también un nivel de alerta por lo que puede generar a largo plazo que una población esté sometida en reiteradas ocasiones a respirar aire tóxico. “Hay un efecto acumulativo, por supuesto. Cuanto más nos expongamos a estas partículas, estos incendios, la probabilidad de generar un efecto tóxico aumenta”, sostuvo Bongiovanni.

“La inhalación de humo durante un breve periodo de tiempo puede provocar efectos inmediatos como irritación en los ojos, nariz y garganta, así como dolores de cabeza. Las partículas finas del humo pueden penetrar profundamente en el tracto respiratorio y llegar a los pulmones y con ello, aumentar el riesgo de sufrir efectos a largo plazo en la salud”, referenció Adriana Ipiña, doctora en Física e investigadora en el Ifir.

La comunidad científica identificó que los niveles de toxicidad fueron “no saludables para grupos sensibles”. Es decir, personas con enfermedades cardíacas o pulmonares, adultos mayores, niños y adolescentes, embarazadas y aquellas que hacen ejercicio o trabajan al aire libre.

La problemática que surge de los incendios y su impacto en la salud no es nueva. En 2022, en pleno escenario de incendios forestales, Damián Verzeñassi, médico y director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) advirtió que exponerse al aire contaminado generaba daño genético, cardiovascular y menor expectativa de vida. Y en 2023 una encuesta científica reveló que casi la totalidad de los rosarinos tuvo problemas por el humo.