Judiciales
24/04/2024 | 14:49
Redacción Cadena 3 Rosario
Francisco Castro Cufré
Siete personas fueron imputadas este miércoles por las amenazas contra el Sindicato de la Carne y los frigoríficos de Paladini, Swift, Mattievich, Coto y Sugarosa, ocurridos en las últimas semanas. Según se desprende de la investigación, estas habrían nacido desde el penal de Ezeiza por orden de Nicolás “Pupito” Avalle.
El delincuente, vinculado a Damián “Toro” Escobar y Leandro “Pollo” Vinardi -dos de los aparecidos en la bandera desplegada en la cancha de Newell’s durante la despedida de Maxi Rodríguez-, mediante su teléfono fijo desde la cárcel se comunicaba con Fabrizio Joel Hernández, alojado en la Unidad Penitenciaria Nº 6 de Rosario, por medio de una triangulación de comunicaciones -desde una línea se ponían en contacto con un intermediario, que llamaba al restante- para que este bajara las órdenes a distintas personas y materializaran los amedrentamientos.
Uno de los sujetos que recibió las indicaciones fue Cristian Rubio, quien quedó preso la semana pasada tras ser interceptado por la Policía en inmediaciones del frigorífico Sugarosa. En su poder tenía tres notas amenazantes y distintas bombas molotov. “Tenemos identificado claramente que la principal víctima de todo esto es el Sindicato de la Carne. Hablamos con José Alberto Fantini, el titular del gremio, que mostró mucha preocupación al igual que todos los frigoríficos. También sobrevuela un grupo identificado con la barra brava de Newell’s Old Boys, Cristian Avalle, es compañero de pabellón del “Toro” Escobar y el “Pollo” Vinardi”, dijo el fiscal Franco Carbone al móvil de Cadena 3 Rosario.
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En ese marco, atendió que Fantini “nunca recibió una exigencia en el sentido de dinero”. “Lo cierto es que el Sindicato de la Carne ha tenido presencia a lo largo de los años en lo que es la barra brava de Newell’s Old Boys por distintas personas que se vieron emparentadas o identificadas, acá estamos trabajando sobre lo que hay detrás. El señor Avalle y Hernández, que estaba en el Servicio Penitenciario Provincial, tenían restricciones muy fuertes”, expresó.
Del mismo modo, Carbone explicó que había dos formas en las cuales se daban las órdenes para realizar las amenazas, una por un celular ya identificado y otra por el teléfono fijo de la cárcel. “Avalle reconoció en la audiencia que efectivamente hablaba desde el teléfono fijo, aunque desconoció haber dado esas órdenes”, subrayó.
De la investigación de Fiscalía también se desprendió que Avalle triangulaba llamadas con su madre y su pareja. A partir de esa secuencia, se bajaban órdenes a otra persona que “es el instigador intermedio entre los de arriba y los ejecutores”. “Esta persona intermedia seleccionaba los medios, armas de fuego, motocicleta, y las personas y transmitía el mensaje, la redacción de las notas, en dónde dejarlos y demás, para que los demás los ejecuten”, atendió.
“Avalle tiene un régimen de requisas muy fuerte, prácticamente dos o tres veces por semana lo requisan, sus comunicaciones son monitoreadas. Él trabaja con un lenguaje encriptado que muchas veces cuesta entenderlo. Uno conoce otras imputaciones y es parte del grupo de fiscales que lo investiga, entonces es más fácil llegar a entender qué hay detrás de este lenguaje”, planteó Carbone. Además, adelantó que solicitará que el interno pueda comunicarse con personas puntuales y siempre a teléfonos fijos, algo similar a lo ordenado por el Poder Judicial a Ariel “Guille” Cantero y Uriel “Lucho” Cantero en las últimas horas.
Para finalizar, Carbone explicó que la principal hipótesis que se baraja es la búsqueda de “algo” en el sindicato. “Son nueve ataques en total, en ocho de ellos se dejaron notas que decían ‘todo ciclo tiene su fin’ a la conducción, pero también tenemos al señor Fantini quien no ha visto ninguna situación de amenaza en ese sentido”, concluyó.
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