¿Existe una relación entre el TDAH y la nutrición?

Aunque hay muchos estudios realizados desde 1980 en cuanto a la alimentación y el TDAH, nada está 100% comprobado. Sin embargo la nutricionista Manuela Raffaini (MP: 4477) señala que algunos cambios en la dieta pueden ayudar a mejorar las conductas de quienes tienen este trastorno.

“Es una cuestión empírica y se acompaña a nivel farmacológico, psiquiátrico y físico”, advierte.

Aclarado ese punto, indica que siempre es bueno tener en cuenta que “a nivel neuronal existen alimentos que pueden alterar o hacer que la respuesta sea más hiperactiva” y por eso en personas que reciben un diagnóstico de TDAH es mejor regular los azúcares refinados, las harinas, el gluten, los colorantes, los oxidantes, el té, el café y la gaseosa.

“No todas las personas son iguales, y todo es prueba y error. Se va probando, pero lo importante es tener en cuenta los alimentos y la respuesta a los azúcares que tienen los niños”, manifiesta.

En este sentido, indica que “todo lo que es azúcar puede influir en la respuesta de los niños, en la conducta, en el temperamento, en el nerviosismo, entre otras cosas”. “Genera un aumento en todo lo que es sintomatología”, plantea.

Ante la oferta de la industria alimentaria, propone empezar a evaluar un poco y empezar a buscar alimentos más reales y orgánicos.

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“Esto no sólo aplica para niños con hiperactividad o déficit de atención”, subraya.

Para incorporar alimentos más saludables, recomienda dividir el plato dinámicamente, incorporar frutas, verduras, carnes, pescados y huevos. Aumentar el consumo de ácidos grasos como omega 3 y omega 9.

“Estos alimentos lo que hacen es mejorar la sintomatología de los niños y todo lo que es mejorar su capacidad de concentración”, sumó.

También aconsejó incorporar al menú opciones de alimentos ricos en proteínas, ácidos grasos, con complejos de vitamina B, que aportan a mejorar la condición neuronal.

La Sociedad Argentina de Neurología Infantil, hasta ahora está aceptado que la TDAH tiene un origen neurobiológico.

El trastorno por déficit de atención e caracteriza por la presencia de tres síntomas: distracción, impulsividad e hiperactividad.

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Por lo tanto, las personas que lo tienen se distraen con facilidad, tienen dificultades para esperar, comienzan muchas actividad de manera simultánea y tienen dificultades para terminarlas, reaccionan de manera impulsiva, se enojan fácilmente, parecen desorganizados, pierden cosas, se mueven constantemente y se aburren rápidamente.

Es común que se detecte en niños, en edad escolar y por eso se lo asocia frecuentemente a problemas de aprendizaje y conducta.

Su tratamiento es multimodal e interdisciplinario, y requiere de orientación a docentes y padres, y en muchos casos, si es necesario, medicación.