Opinión
29/03/2023 | 13:59
Redacción Cadena 3
Cynthia Zak
Escuelas que se convierten en fortines con detectores de metales en las puertas, controles a las mochilas de los estudiantes, simulacros de tiroteos en el medio de las clases para que los alumnos sepan qué hacer en caso que entre un loco armado a matarlos son cosas de todos los días en jardines de infantes, escuelas y universidades en Estados Unidos.
A pesar de todo esto los datos que llegan hoy del Centro de Control de Enfermedades (CDC) son escalofriantes ya que confirman que la principal causa de muerte en niños y adolescentes en Estados Unidos son las armas de fuego.
Desde el 2020 los tiroteos masivos en donde mueren menores de edad ha sobrepasado las muertes por accidentes de auto o cualquier tipo de enfermedad.
Las armas de fuego son responsables del 19 por ciento de fallecimiento de niños entre 1 a 18 años y más de 3600 menores ya han muerto por balas este año lo que significa aproximadamente cinco niños muertos por cada 100 mil chicos en los Estados Unidos.
No hay otro país del mundo en donde las muertes por armas de fuego sea la principal causa de mortalidad en niños y estos datos contundentes y macabros activan las alarmas momentáneamente pero no impactan en cambios profundos legislativos y judiciales para poner control al acceso a armas de fuego de alto calibre.
La masacre de Nashville marca el tiroteo número 16 del año en escuelas en donde hay chicos de 4 a 18 años convirtiendo a este 2023 en el más mortal hasta la fecha dejando familias destrozadas, niños en pánico, secuelas de por vida en una sociedad que no puede controlar estos niveles de desbalances mentales y emocionales.
¿Por qué el Gobierno no actúa?
Después de cada masacre vemos a padres, docentes y estudiantes implorando a los legisladores que se activen medidas contundentes para el acceso a armas de fuego de alto calibre, sin embargo tragedia tras tragedia nada sucede.
Algunos congresistas tímidamente tratan de pasar leyes más estrictas, los presidentes piden rezar por las víctimas, los gobernantes de los diferentes estados tienen políticas propias sobre el tema de armas de fuego y el gran lobby llamado Asociación Nacional del Rifle controla todas las decisiones.
Parte del país piensa que la respuesta es menos armas mientras la otra mitad piensa que la respuesta son mas armas, en estados como Tennessee o Texas por ejemplo las leyes son cada vez más permisivas para la compra y portación de armas
La segunda enmienda de la constitución que proclama el derecho a portar armas es defendida por la mayoría de los norteamericanos y muchos políticos coinciden que el problema no son las armas sino la salud mental.
Ambos temas están totalmente ligados y no existe uno sin el otro: personas desequilibradas, desesperadas emocionalmente pueden comprar un arma sin restricciones y ante el menor cambio de humor decidir entrar a matar a los más vulnerables e inocentes aunque el 58 por ciento de los norteamericanos piensen que controles más estrictos de armas reduciría el número de masacres.
Quiero ser optimista, pensar que el próximo gobierno hará algo, que vendrán cambios pero en Estados Unidos hay 394 millones de armas en los hogares (más que la cantidad de habitantes), y estos porcentajes no abren gran puerta de esperanza hasta que de verdad la legislación deje de depender de los poderes económicos de los fabricantes y dueños de rifles y comiencen a pensar en proteger a sus niños y jóvenes.
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