Opinión
08/03/2022 | 14:47 | Por Cynthia Zak
Cynthia Zak
Los norteamericanos no están acostumbrados a inflación y aumentos del costo de vida y esta situación genera un gran malestar interno para el gobierno de Biden acosado por crisis internacionales y domésticas.
Mientras la ofensiva rusa continúa en Ucrania los precios de los combustibles suben como nunca antes en Estados Unidos (un pico histórico más alto que cuando el Huracán Katrina destruyó las refinerías de petróleo en el golfo de méxico en el 2005).
Personalmente vivo en este país desde hace 30 años y junto con los millones de conductores que cargamos gasolina varias veces al mes los precios en el surtidor jamás han estado tan altos.
El promedio por galón (equivale a 3.7 litros) ha llegado a un promedio de $4.17 y en algunos estados la gente está pagando hasta $6 por galón, cuando hasta hace dos semanas aproximadamente se conseguía la nafta en menos de $3 dólares.
Los medios de comunicación comienzan a sacar notas y artículos de cómo ahorrar combustible, desde no prender el aire acondicionado hasta apagar el motor mientras se espera, pero todos estos consejos lo único que hacen es poner más nervioso al consumidor norteamericano que exige soluciones por parte del gobierno.
Impacto en el bolsillo
Rusia es uno de los exportadores de petróleo más grande del mundo sin embargo a Estados Unidos solamente importa un 8% de los cuales únicamente el 3% es petróleo crudo , con estos porcentajes tan bajos, sin depender de estas fuentes de energía al contrario de Europa, la gente se pregunta qué está sucediendo con el gobierno de Biden que no puede parar estos aumentos y la inflación galopante (7.5% en los últimos 12 meses).
La explicación es global, estamos todos interconectados: aumentos en precio de barril de petróleo, caída de las bolsas, incertidumbre en los mercados y un estado general de inquietud impacta de lleno en la economía mundial.
Mucho más ahora que el presidente Biden acaba de anunciar la prohibición de importaciones de energía de Rusia (petróleo, gas natural y carbón) a Estados Unidos en una clara respuesta a la gran presión que estaba teniendo por parte de su gabinete, su propio partido y los republicanos por declarar estas sanciones (en un movimiento unilateral sin apoyo de los aliados europeos).
En todas partes se exigía a Biden accionar fuertemente contra Rusia y este anuncio tiene un impacto político histórico aunque al mismo tiempo que lo hizo dejó muy claro a los residentes en este país que todos vamos a sufrir consecuencias directas en nuestras economías personales.
Mirando a Maduro (y otros países controversiales)
El viaje de oficiales del gobierno de Biden a Venezuela para reunirse con gente del gobierno de Maduro ha generado enorme controversia en Estados Unidos. Recordemos que desde el 2019 la relación entre Venezuela y Estados Unidos está totalmente rota y este acercamiento produce muchas dudas sobre la estrategia que tiene la administración Biden para superar esta crisis.
Antes de las sanciones impuestas por Estados Unidos a Venezuela, este país mandaba la mayoría de sus combustibles a las refinerías en el Golfo de México que estaban específicamente construidas para procesar los crudos pesados de Venezuela.
“En el momento que Estados Unidos corta la importación desde Rusia, Venezuela podría tener la oportunidad de reemplazar estos combustibles”, explica Francisco Monaldi, experto en energía venezolana de Rice University en Houston.
Al mismo tiempo que se reinician estas conversaciones con Venezuela la administración Biden considera viajar a Arabia Saudita para profundizar negociaciones con el reino sobre recursos petroleros e inclusive retomar diálogo con Irán sobre el mismo tema.
El Diario New York Times en un duro artículo explica que Caracas, Riyadh o Teherán eran fuentes de alivio impensables antes de la invasión rusa a Ucrania. Para Biden los esfuerzos por identificar fuentes de petróleo, aún en regímenes autocráticos, es muy delicado. El ha contextualizado su administración en la defensa de la democracia, en contra del autoritarismo y reducir la dependencia de energía de un autócrata (Putin) significa buscarla en otros autócratas”.
La nota dice contundentemente que “está muy lejos de quedar claro si estas movidas de la administración Biden van a dar resultados”.
Por lo pronto los temas internos, domésticos y económicos son los que más preocupan a los norteamericanos que ven las gasolineras, lo que cuesta llenar el tanque y el aumento del costo de la vida como el gran símbolo de los nuevos tiempos que nos tocan vivir.
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