Política esquina Economía
05/04/2022 | 12:44 | Por Adrián Simioni.
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
La Argentina está a punto de encontrarse con un nuevo cepo: el de la energía. Es como el del dólar, que empezó de a poco y ahora hace años que ya es absoluto. El cepo energético ya empezó. Hay estaciones que limitan la venta de gasoil a cierta cantidad por vehículo. Hay industrias a las que ya les avisan que no van a tener gas.
Es de manual. Es lo que pasa cuando un gobierno interviene mal para beneficiarse políticamente. El gobierno pisó el precio del gasoil y subsidió el precio del gas, para frenar la inflación. Igual que cuando pisan el dólar para usarlo como ancla de la inflación. Pero eso, claro, disparó el consumo de energía y desalentó la producción y la inversión. En lugar de dejar que los precios subieran para estimular el ahorro, se hizo al revés. En algún momento, el gas y el gasoil no iban a alcanzar. Igual que el dólar, que lo forzás tan barato que, en algún momento, te quedás sin. Y tenés que meter un cepo.
El gobierno nos quiere hacer creer que esto es culpa de la invasión rusa a Ucrania. Eso agravó la cuestión. Pero las estaciones de servicio ya tenían problemas para abastecerse de gasoil en noviembre, cuatro meses antes de la guerra. Y en enero ya faltaba gas para las usinas eléctricas porque no tuvo ni la plata ni la previsión para importar gas en barcos.
Y Cristina Fernández nos quiere hacer creer que esto es culpa de Alberto Fernández. Pero es mentira. Primero, le impuso la política energética. Ella le prohibió al ministro Guzmán empezar a subir los precios hace exactamente un año porque no quería arriesgar las elecciones. Tampoco es que Alberto ejecutó mal la política que ella le impuso. Porque a todos los funcionarios, desde el Secretario de Energía sin título universitario hasta el presidente de YPF, pasando por los interventores de los entes reguladores, los puso ella. Siguieron órdenes de Cristina, no de Alberto.
Encima, el genio de su hijo hizo sancionar leyes que abarataron aún más el gas en el centro del país y que desalentaron la producción de biodiesel de soja, que hoy nos vendría bárbaro para sustituir el gasoil.
Les mandamos un saludo desde acá a los siete diputados santafesinos y a los legisladores cordobeses Carlos Caserio, Pablo Carro, Gabriela Estévez y Eduardo Fernández que, con subordinación y valor, por orden de Máximo, votaron esa ley contra los biocombustibles de Santa Fe y Córdoba que tan bien le vendrían hoy a todo el país.
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