Política esquina Economía
22/03/2022 | 13:52 |
Adrián Simioni
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El Estado aumenta más que la carne, la prepaga o la nafta
En este espacio venimos sosteniendo que la guerra contra la inflación de Alberto Fernández es de mentiritas, en jugandito. Y que la verdadera guerra contra la inflación para el gobierno sería un problema porque se tendría que tirar misiles a sí mismo, ya que el Gobierno, lejos de ser el que frena la inflación, es el que la genera.
Ayer todo eso quedó a la vista. El gobierno anunció una canasta de 60 bienes básicos con precios controlados para que se vendan en almacenes. O sea, es precios Súper Cerca. Ya se hizo. También anunció que lo que se recaude por la suba de retenciones irá a subsidiar el pan y los fideos. Más subsidios. También subsidiarán la papa, la zanahoria y la cebolla. Más subsidios. Con un agravante: será sólo para el Mercado Central de Buenos Aires. O sea: con suerte, para el Conurbano.
El ministro de la Producción, Matías Kulfas, también amenazó a las empresas con la ley de abastecimiento si no retrotraen sus precios a principios de marzo. Y les dio 24 horas para que justifiquen las subas. Complicadísimo. Y viejísimo.
Mientras, ayer se supo que, en febrero, el Estado gastó 70% más que en febrero del año pasado. O sea, si el Estado fuera un ítem más de la canasta del Indec y comparáramos con los demás precios veríamos que el precio Estado se fue a las nubes, como los autos. De hecho, lo que tenemos que pagar por el Estado aumentó de febrero a febrero más que los alimentos en el mismo período: 55,8% contra 70% del Estado. El precio del Estado subió más que todos los rubros que mide el Indec, incluso que la ropa, que subió 67% interanual en febrero.
Como lo que pagamos en impuestos no alcanza para pagar la factura de un Estado que aumenta más que la carne, que el cable, la prepaga o la nafta, el gobierno genera un enorme déficit. De hecho, en febrero el déficit fiscal se multiplicó por cuatro. Y a ese déficit el Estado lo cubre de dos formas: toma deuda casi de prepo en los bancos -dejan sin crédito a los productores de todas las demás cosas- y, directamente, emite dinero sin respaldo.
Ya lo hemos dicho mil veces: eso es lo que genera la inflación. Así el gobierno nos cobra un impuesto extra e ilegal, el impuesto inflacionario, simplemente porque se adueñó de la maquinita de imprimir del Banco Central.
Y mientras tanto hacen aspaviento con la guerra de mentirita contra la inflación. El presidente acaban de decir que los enemigos en esta guerra con balas de fogueo son "los especuladores". Les encanta esa palabra. En realidad, amenazan a quienes siembran, cosechan, transportan y venden tomates o cualquier otra cosa, pero nunca a los gastadores compulsivos del Estado, o sea nunca se las agarran con ellos mismos.
¿Cuándo vamos a darle al gobierno 24 horas para que justifique sus gastos, como hace Kulfas apretando a las empresas? ¿Cuándo vamos a emplazar a los funcionarios estatales para que en 24 horas den marcha atrás con sus aumentos? En algún momento hay que dejar de atacar a los que trabajan en serio y hay que darle batalla de verdad a la inflación. Y para eso, lo primero que tenemos que hacer es empezar a pensar el Estado como algo que también compramos, exactamente igual que compramos un kilo de tomates en la verdulería.
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