A 49 años del retorno
17/11/2021 | 13:23 | Por Luis Eduardo Meglioli.
Luis Meglioli
Fue el 28 de enero de 1960 cuando Juan Domingo Perón inicia su residencia en España, en el camino del largo destierro iniciado en Paraguay el 2 de octubre de 1955, tras su derrocamiento el 16 de septiembre de ese año.
El obligado periplo estuvo nutrido de imprevistos y peligros, pero también de descanso y de sucesos trascendentales en la vida de este hombre que, en esos días de su partida de Buenos Aires, el 8 de octubre, había cumplido 60 años.
Uno de esos momentos que marcarían el resto de su vida fue cuando conoció a María Estela Martínez, “Isabelita”, en Panamá, y con quien contraería matrimonio en Madrid, el 15 noviembre de 1961.
El último administrador de los bienes de Perón en España, José Miguel Vanni, confió a este periodista en Madrid que aquella boda se produjo antes de lo previsto por la pareja, ante presiones puntuales del dictador español Francisco Franco, que había autorizado la residencia del ex presidente argentino, como tributo a la ayuda a España del líder justicialista durante su presidencia y en momentos de aislamiento internacional de ese país.
Pero no aceptaba la condición de “concubinato” de la pareja. No obstante, no fue la única exigencia a Perón. También le pidió, como condición para quedarse en España, que no participara de ningún acto político ni realizara declaración alguna sobre los gobernantes argentinos de entonces.
En la misma línea de evitar todo “conflicto”, el dictador español nunca recibió a Perón en su residencia del palacio de El Pardo ni tomó contacto alguno con el expresidente en los 12 años de estancia en ese país. Y si bien el primer viaje de Perón a Buenos Aires tuvo lugar un día como hoy, 17 de noviembre, pero de 1972, el definitivo sucedería casi un año después.
Precisamente, Perón y Franco recién se conocerían personalmente en esa ocasión, cuando el nuevo presidente argentino Héctor J. Cámpora, surgido de las elecciones del 25 de mayo de 1973, viajó a Madrid en junio del mismo año para acompañar el traslado definitivo de su jefe político a la Argentina.
Eran los momentos previos a lo que sería luego la renuncia de Cámpora y la postulación como candidato a la presidencia de Perón junto a su esposa Isabel en las elecciones del 23 de septiembre de 1973. Sin embargo, tiempo después, el 1 de julio de 1974, Franco fue uno de los primeros jefes de Estado en enviar sus condolencias a Argentina por la muerte del presidente Juan Domingo Perón.
Tanto el citado Vanni, fallecido hace algunos años, como su esposa Victoria, ex colaboradora de Perón e Isabel en Puerta de Hierro y hoy reconocida historiadora y docente española, comentaron a quien esto escribe que, de entrada, para que pudiese viajar a España y gestionar su residencia allí, Perón le envió una carta al "generalísimo'''' español para solicitarle permiso para residir como exiliado argentino por un tiempo imposible de determinar.
Tras su aceptación, algunos supusieron que, con el tiempo, Franco recibía a Perón cada tanto, o que el ex presidente argentino asistía a reuniones sociales o cócteles por fiestas o celebraciones oficiales. Nunca sucedió algo así. El único encuentro Franco-Perón tuvo lugar por la citada visita oficial del presidente Cámpora a Madrid en junio de 1973.
Unas tres fotos trascendieron de la despedida de los mandatarios en el aeropuerto de Barajas, con un Perón en la segunda línea de protocolo. Hubo un abrazo de despedida y nada más. Perón había acatado con rigor militar las advertencias de Franco para dejarlo residir en España a partir de 1960, y recibió constantes recomendaciones del dictador para que no lo molestara con reuniones políticas.
Por eso, carece de credibilidad que se lo relacionara a Perón con Franco desde una eventual simpatía o coincidencia "fascista''''. Esta versión se escuchó una decena de veces en Madrid y este periodista lo conversó con colegas españoles y con el ex embajador de España en Argentina en tiempos de Perón, el prestigioso escritor, José María de Areilza, conde de Motrico, ya fallecido.
Por otra parte, uno de los momentos más difíciles del ex presidente argentino en Madrid tuvo lugar con motivo de su frustrado viaje a Brasil para volver a la Argentina. Fue el 2 de diciembre de 1964, cuando Perón pisó suelo brasileño en el aeropuerto de El Galeao, Rio de Janeiro.
Como lo señalan los diarios de la época, había llegado en un vuelo de la compañía española Iberia y al iniciar los trámites para su traslado a Buenos Aires, en medio de un fuerte operativo de seguridad, le informaron que no podía continuar y que debía regresar a Madrid.
El jefe de protocolo del Palacio de Itamaratí, sede del ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, a la sazón Jorge Lampreia, fue el encargado de comunicarle al ex presidente que no podía seguir viaje.
Era ni más ni menos lo que había solicitado el gobierno de presidente Arturo Illia, que en ese momento gobernada Argentina. Brasil, que desde ese año era regido por una dictadura encabezada por el presidente mariscal Humberto de Alencar Castelo Bran, había aceptado detenerlo y enviarlo de vuelta a España.
Perón trató de persuadir a las autoridades brasileñas a bordo del avión que era considerado "territorio español'''', sin poder convencer a nadie. La orden estaba dada y había que cumplirla.
Se sospechó en Argentina que Illia había actuado así presionado por las Fuerzas Armadas de entonces, pero nunca pudo confirmarse, ya que antes había trascendido que Illia le había hecho saber a Perón que "era libre de volver a su país'', pero que debía hacer frente a causas judiciales que existieran.
Franco no puso impedimentos para el regreso de Perón a Madrid y recuperar su residencia, ya que se había comprometido en respuesta a una carta del expresidente, previo a partir a Brasil. Pero le volvió a recomendar que no le complicara su relación con el gobierno militar argentino.
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