La calesita de las sospechas

No se terminan de cerrar las causas por corrupción y se abre otra.

Deberíamos retomar a donde dejamos ayer a la tarde.

Nuestro último capítulo había sido la carta de Matías Kulfas, cuando presentó la renuncia al Ministerio de Desarrollo Productivo.

En esa carta atacaba duro la gestión de gente de Cristina en el área de Energía.

Rescatemos un par importante de cuestiones importantísimas.

1. En su carta de 14 páginas, Kulfas desliza denuncias de corrupción y de direccionamiento de la licitación hacia Techint.

Si es cierto, ¿cuándo lo supo? ¿Por qué no lo denunció antes como era su obligación? ¿Es que acaso se enteró cuando lo renunciaron?

2. Kulfas también dijo que hay un desquiciado sistema de subsidios a la energía desde hace dos décadas con un enorme costo fiscal y que al final sólo favorece a los más ricos.

¿Qué hizo él desde adentro para cambiarlo? ¿Por qué siguió hasta ahora si el kirchnerismo le impedía modificar esa realidad?

Son más preguntas que respuestas.

Pero sigamos la secuencia.

Anoche, Alberto Fernández mandó a su portavoz, Gabriela Cerruti, a cuestionar la carta para despegarse de las acusaciones de Kulfas.

Hoy dijo que no le gustan los off the record.

“Cuando un funcionario habla, tiene que hablar públicamente”, dijo Alberto, un gran cultor de los off the record cuando era funcionario.

Como fuere, aparece entonces otro interrogante.

¿Kulfas nunca le dijo nada al Presidente?

¿Y el presidente qué hizo?

Esta mañana Paolo Rocca, el CEO de Techint, defendió la licitación del gasoducto Néstor Kirchner: "Acá no hubo corrupción ni direccionamiento ni nada".

Ahora Kulfas tiene que ir el lunes como testigo a Tribunales para responder estos y otros interrogantes ante el juez Daniel Rafecas.

Sólo recordemos algo importante: como testigo estás obligado a decir la verdad.

Mientras estamos en la calesita de las denuncias, no sabemos a quién le tocará la sortija.

El gasoducto parece a esta altura un proyecto más de esos que pasan rápidamente al olvido.