La inflación agazapada

Los datos del Índice de Precios al Consumidor correspondientes a agosto que fueron presentados por el Indec reflejan el descalabro.

El promedio del aumento intermensual fue del 12,4% pero cuando la lupa se posa sobre los alimentos y los medicamentos se observa que, en promedio, en todo el país subieron un 15,5%.

El Gobierno intenta con lo que tiene a mano frenar los precios. Pisa los precios que puede manejar: el del dólar oficial ($350 hasta el 31 de octubre) y el de los bienes regulados, que en agosto subieron poco más de la mitad de los bienes básicos.

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La brecha con la "inflación pura" sigue ampliándose. La inflación núcleo rozó el 14%, lo que permite anticipar que solo por efecto arrastre habrá también un IPC de dos dígitos en septiembre.

El economista Diego Dequino, director del Cessyt, estimó que en la actualidad, la diferencia entre los regulados y los libres, la diferencia de precios ya es del 25%.

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En algún momento ese rezago se acomoda; como los melones en el carro.

El problema es que lo hará en una población cada vez más pobre, cruel realidad que evidenció el nuevo piso del Impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría decretado esta semana por el ministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa.

Apenas 90.000 trabajadores registrados lo pagarán. O para decirlo de otra manera: los que abonan ese tributo –coparticipable- son apenas el 1% del total y ganan por encima de 2.200 dólares al mes.

El 99% de los argentinos que trabajan en blanco está por debajo de ese escalón, y aún resto sumar la suba de precios que espera agazapada.

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