Argentinos varados en Estados Unidos.

Opinión

Liderazgo

25/05/2020 | 10:18 |   

Cynthia Zak

Desde hace más de dos meses la crisis de los argentinos "varados" en Estados Unidos y otras partes del mundo ha sido noticia constante y personalmente decidí ayudarlos de todas las maneras posibles.

Estuve en el aeropuerto internacional de Miami desde el primer día de la crisis, hice innumerable cantidad de notas cubriendo las situaciones humanitarias urgentes, con el impacto de Cadena 3 logramos sacar gente muy vulnerable de Estados Unidos en tiempo récord, cree un fondo de ayuda financiera, armé equipos para ayudarlos en todos los aspectos de sus necesidades, etcétera, etcétera, etcétera.

Mi intención con esta lista de recuento de lo hecho es para poner en contexto al lector, no para hacer alarde de solidaridad.

Y digo poner en contexto al lector porque de esta experiencia (que aún sigo haciendo), se desprenden muchas lecturas que son indispensables de hacer y conocer.

He aquí el cuadro de la situación: cientos de personas me siguen pidiendo ayuda, me contactan desde diferentes partes de Estados Unidos y desde Argentina los familiares de la gente que está varada aquí por diferentes circunstancias.

El primer contacto es por teléfono para "pedir". Ese primer encuentro es la clave para pensar la crisis profunda de liderazgo y de educación de los argentinos.

Nadie se presenta, ninguna de las cientos de personas que me escriben dicen su nombre y apellido (con contadas excepciones), sus primeras líneas son así: "Hola, ¿vos sos la de la ayuda?".

Inmediatamente en este diálogo surrealista yo les pregunto su nombre y apellido. Algunos me lo dan y otros quieren continuar la comunicación sin presentarse.

Obviamente no sé con quién estoy hablando, tampoco me informan dónde están, cuál es el contexto, si tienen pasaje de regreso, desde hace cuánto están “varados”, yo sigo preguntando estos datos imprescindibles y ellos siguen sin responder (o lo hacen a medias).

En este “diálogo” ellos siguen pidiendo, diciendo que están “desesperados” y yo sigo sin pistas y honestamente sorprendida por la profundidad de la crisis de liderazgo que observo en cada uno de ellos.

Vale aclarar que las llamadas son de gente de todas las edades y situaciones, no solamente de personas jóvenes que "no se dieron cuenta", los propios padres de varados en Estados Unidos que están en Argentina comienzan con la ya “famosa frase”: "¿vos sos la de la ayuda?", Y estos adultos tampoco se presentan.

Nombre y apellido

Nombre y apellido no es un hecho menor. Es como la mano extendida y la mirada directa a los ojos. Uno ya sabe con quién está hablando, la calidad de la persona y sus intenciones.

Es una puerta de presentación y la primera regla del liderazgo: puedo decir quién soy, tengo una identidad, y es una señal de respeto hacia el “otro” que te está escuchando y a quién pides ayuda.

Después de este código inicial viene otro nivel de lectura más profundo: siempre pido, exijo que me den, es obligación de los otros, del Estado, del gobierno, de mi familia o de quién sea que me “den”.

Asumo el papel de víctima permanente y siempre el “otro” tiene la culpa, es responsable, es quién me debe ayudar como sea.

El pensamiento de liderazgo es otra cosa: yo también puedo dar, ¿cómo te ayudo?, ¿necesitas algo?

Es un intercambio que no tiene que ver con lo económico, es energético, vital e indispensable.

Cada uno de los varados puede ser un líder, cada uno de nosotros es un líder, pero eso comienza con la simpleza de presentarse y sobre todo pensar de qué manera puedo colaborar en la situación evitando la queja y la demanda permanente.

¿Mi expresión de deseo? Ojalá algunos de los cientos de argentinos que son ayudados aquí con comida, alojamiento, medicamentos, ayuda psicológica, ropa, etcétera, lleve encendida la llama del liderazgo y se conviertan en agentes de cambio en cada uno de sus lugares de vida y de trabajo.

Zona libre de queja.

Zona llena de líderes.

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