Los planeros son míos, míos, míos

La pelea por los planes sociales está cada vez más caliente. Cristina Fernández sorprendió hace unos días al criticar su propio invento. Planteó algo lógico: ¿cómo puede ser que partidos políticos de hecho o de derecho como el Partido Obrero, el Movimiento Evita o el que lidera el piquetero papal Juan Grabois se apropien, sin licitación, de cientos de miles de millones de pesos de los impuestos para bancar con ellos a su aparato político y sus maniobras de extorsión callejera? Con toda razón, Cristina planteó que el Estado vuelva a manejar ese fangote de dinero que recibe 1,3 millón de argentinos.

Pero ahí se terminó la racionalidad. Lo que quiere la vicepresidenta no es poner a una agencia del Estado que con imparcialidad revise esos planes y de paso ahorre dinero y deje de pagarle subsidios por desempleo a gente joven y sana que hace años cobra esos dineros.

Nada de eso. Cristina Fernández quiere que esos planes dejen de manejarlos los piqueteros albertistas y trotskistas para darles el manejo a los intendentes que responden a ella.

O sea, Cristina quiere que el aparato clientelar, esta fortuna electoral, se ponga al servicio de su próxima campaña electoral. Nadie se beneficiaría tanto como ella, por una sencilla razón. Según el economista cordobés Nicolás Quaglia, el 39% de los planes Potenciar Trabajo se gastan en el conurbano bonaerense, el corazón electoral del cristinismo. Son más de 500 mil planes entre 9 millones de votantes: de cada 18 votantes, más de uno cobra el Potenciar Trabajo.

Pero, además, de los 23 intendentes del conurbano, 17 responden a Cristina. Son apenas 6 restantes se reparten entre la oposición y el peronismo no K. O sea que pasarles el paquete a los intendentes, en realidad, es pasárselo a la maquinaria electoral K.

Así que Cristina no está proponiendo que los planes dejen de usarse como un arma de campaña electoral. No. Solamente quiere quedarse con esas armas para usarlas en su propia campaña en su distrito más importante, donde sabe que va a tener que hacerse fuerte para defenderse ante lo que se viene.