Ni devaluados ni reperfilados: estanflacionados

Los dos datos que más preocupan a los operadores del mercado financiero argentino son el nivel de reservas del Banco Central y la renovación de la deuda en pesos.

"La mayoría cree -hoy- que la apuesta del gobierno es llegar al final de su mandato sin devaluar ni reperfilar", cuenta Ignacio Olivera Doll, economista y periodista de Bloomberg.

Por eso, concederle un dólar más alto a exportadores y productores de la cadena sojera podría repetirse en marzo o abril si la liquidación de la cosecha gruesa se demora; algo cada vez más probable por razones climáticas.

Para evitar que el peso se devalúe frente al dólar habrá que estrangular aún más el cepo a las importaciones y eso aumenta los trastornos en la cadena productiva y golpea a la actividad económica. ¿Año impar y electoral con freno de mano? La economía suele manejarle la velocidad al automóvil de los políticos.

Por el otro lado, evitar el reperfilamiento de la deuda en pesos tiene como efecto aumentar la emisión de pesos del Banco Central para asistir al Tesoro y eso impactaría en mayor presión sobre los precios. "Por eso se visualiza que la inflación actual del 100% quizás sea un piso para 2023", manifiesta Olivera Doll.

"Empujar la mesa con la panza"

Enero y febrero no serán meses fáciles. El Gobierno ya calcula la pérdida en la oferta de reservas y los traders descuentan nuevas medidas cortoplacistas a partir de marzo.

La solución siempre debe contener dosis de innovación vernácula. Las exigencias actuales podrían leerse así: ni yanquis, ni marxistas; estanflacionistas.

"La figura –remata el periodista de Bloomberg- me la dio un trader de gran trayectoria en la city porteña: el Gobierno está empujando la mesa con la panza y en lugar de buscar una solución de fondo corre el problema a corto plazo pero enfrentándose a complicaciones mayores a mediano plazo".

El tope lo ponen las elecciones. Es que la política suele manejarle la velocidad al automóvil a los economistas.