Proyectos fantasmas

Vamos con una enumeración de proyectos que parecen que van la lista de los sueños irrealizados. O ideas errantes y en pena, como los fantasmas, que andarán por allí hasta que se los olvide.

Primero, el gasoducto Néstor Carlos Kirchner.

En medio de una polémica con denuncias de corrupción dentro del mismo oficialismo, todavía no le pagaron a Techint los anticipos que, dicen, el Gobierno había prometido.

¿Qué dicen en el Gobierno? Traigan los caños si quieren cobrar.

Segundo, el proyecto de los gobernadores avalado por Alberto Fernández para ampliar la Corte Suprema a 25 miembros.

Una ofrenda para Cristina que, como están las cosas en el Congreso, va a ser difícil que salga.

Tercero, el proyecto de impuesto a la Renta Inesperada que Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentaron hace dos días.

El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, lo bajó mucho antes de que algún legislador pudiera leerlo completo.

“Lo veo difícil. Va a costar sacarlo”, les dijo Massa, en el viaje a Los Ángeles con la comitiva oficial para participar de la Cumbre de las Américas.

Y cuarto. Un proyecto que a la oposición le va a ser difícil conseguir.

Hoy logró quórum y sesionó en Diputados para tratar la boleta única de papel para las elecciones del año venidero.

Le hacían falta 129 diputados y lo consiguieron.

Con esta sesión, la oposición quiere darle un golpe al oficialismo, pero sólo con valor simbólico.

El proyecto, que el oficialismo rechaza por el tamaño de la boleta, le falta pasar por el Senado, donde el kirchnerismo tiene una leve ventaja.

Y por si fuera poco, Alberto Fernández tiene la lapicera, como le dijo Cristina, para vetarlo.

Esta situación en el Congreso explica la idea que lidera Oscar Parrilli sobre las consulta popular vinculante y no vinculante.

Cuando Parrilli dice que “lo que se plantea es más democracia directa, más participación de la población”, está indirectamente limando el poder del Congreso. Es decir, convertirlo en un fantasma.