Se fue el veranito; llega el frío (y la frazada es corta)

Desarmar el complejo esquema de subsidios que se aplica en el consumo residencial de luz y gas será uno de los temas centrales que encarará el equipo de Luis Caputo en el tercer trimestre del año.

Si quita subsidios, aumentará la inflación. Si no los reduce, crece el déficit pero se desaceleran los precios en el corto plazo. Una frazada corta para el comienzo del invierno con la cual el Gobierno de Milei tiene que abrigarse. ¿Cómo lo hará?

Es difícil tener una respuesta tajante porque hasta ahora la gestión ha demostrado dos cosas: un mantra discursivo (“la causa inicial de la inflación es el déficit fiscal”) que se aplica vía licuadora o motosierra y, al mismo tiempo, un pragmatismo que le permite muñequear cuando la realidad lo demanda; las cuotas de la medicina prepaga o la postergación de los aumentos de servicios públicos son ejemplos de la gestión libertaria.

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Pero esta semana en el Congreso hubo una pista de cuál podría ser el camino. No precisamente desde el Senado -donde se aprobó en general la Ley Bases y el Paquete Fiscal- sino de Diputados.

La señal fue la reunión del Jefe de Gabinete con los jefes de bloques de la oposición dialoguista. Guillermo Francos les pidió que restituyan el impuesto a las Ganancias y que reviertan los cambios en Bienes Personales. El superávit fiscal se debe mantener y hay que mejorar los ingresos fiscales. Contabilidad pura: mientras más haya en el Haber más se podrá flexibilizar el Debe.

El objetivo de Caputo es que los subsidios económicos se reduzcan a 1,4% del Producto Bruto este año y el ministro tiene en claro que de la masa total de esas subvenciones las dedicadas a la energía eléctrica representan el 75%. 

Del festejo a la realidad

Sin contar los impuestos, el valor de una boleta de la luz y del gas dependen del costo de generación, del transporte y la distribución.

Los últimos dos explican dos tercios de las subas de febrero (luz) y abril (gas), las cuales generaron inflación pero no redujeron significativamente los subsidios energéticos.

Por esa razón el plan era continuar con el recorte pero se pospuso en mayo, como mostró esta semana el economista Julian Gadano, de la consultora Empiria. 

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Los ajustes de junio sólo afectan a los precios que pagan los usuarios por la energía (generación) por lo que el Ejecutivo maximizó la reducción de subsidios antes del invierno pero las frenó en mayo. Muñequeó.

Un estudio de los economistas Lorenzo Sigaut Gravina y Lorena Giorgo, de la consultora Equilibra, publicado este viernes estimó que el Tesoro se ahorraría casi $800.000 millones (0,13% del PBI) si sube las tarifas de energía en junio en vez de septiembre. “La contracara es que el sector privado tiene que asumir dicha carga y 80% del total recae en los hogares”, subrayan.

Con todo, la semana que cierra hoy tiene argumentos para que Milei y los suyos tiene celebren desde lo económico: Ley de Bases y Paquete Fiscal; renovación del Swap con China; US$ 800 millones del FMI tras la revisión del acuerdo, la inflación más baja en dos años (4,2% en mayo) y el Presidente sonriendo con el Papa, Biden y, más aún, con Meloni.

Pero también existen fundamentos para no detenerse demasiado en los festejos. La realidad -incluida la meteorológica- demuestra que se terminó el veranito y hay que buscar cobijas. Y, se sabe, en Argentina son cortas por definición.