El objetivo de proteger a los niños de las redes sociales

Dos noticias nos muestran que no todo está perdido en el ámbito de la regulación de las redes sociales y el juego online. La Cámara de Diputados de Argentina aprobó un proyecto para regular el juego online a nivel nacional, buscando prevenir la ludopatía. Esta noticia nos llega en un contexto donde el juego y sus implicaciones se vuelven cada vez más preocupantes.

Por otro lado, Australia se convierte en el primer país del mundo en aprobar una ley que prohíbe a los menores de 16 años usar redes sociales. Este es un avance significativo en la lucha por proteger a nuestros niños y adolescentes del impacto negativo que las plataformas digitales pueden tener en su salud mental y física. La legislación australiana plantea sanciones severas para las empresas que no cumplan con esta norma, incluyendo multas de hasta 33 millones de dólares por fallos en la identificación de usuarios menores de edad.

El gobierno laborista de Anthony Albanese argumenta que estas redes presentan riesgos evidentes para los jóvenes, y busca el apoyo de los padres en esta lucha. Se prevé la implementación de un sistema de verificación de edad que podría incluir datos biométricos. Este proceso se evaluará durante varios meses, y las plataformas tendrán un año para adaptarse antes de que se apliquen sanciones. La senadora de la oposición, Maria Kovacic, enfatiza que la ley no es radical, sino necesaria, y que las empresas deben asumir la responsabilidad de proteger a los menores.

Es fundamental que las plataformas tomen medidas efectivas para identificar y eliminar a los usuarios menores de edad. Durante demasiado tiempo, estas empresas han evadido su responsabilidad en favor de sus ganancias, ignorando los perjuicios que esto causa a nuestros niños y adolescentes. La propuesta de Australia podría ser un modelo a seguir para otros países, incluyendo el nuestro.

En Argentina, podríamos empezar a implementar medidas similares. Es esencial establecer límites claros sobre el uso de dispositivos y redes sociales en nuestros hogares. Preguntarnos desde qué edad nuestros hijos utilizan estas plataformas y establecer horarios de uso podría ser un buen comienzo. Quizás, la solución no sea prohibir, sino regular y educar. Mientras tanto, el gobierno australiano ha tomado una decisión audaz, y es un ejemplo a seguir.

¿Podríamos empezar a implementar medidas que protejan a nuestros niños y adolescentes del uso excesivo de las redes sociales? La respuesta está en nuestras manos.