En Europa pagan por ir al trabajo en bici

En esta era de creciente conciencia medioambiental y saludable, es interesante observar cómo muchos países europeos están incentivando a sus ciudadanos a cambiar sus hábitos de desplazamiento. Cada vez más personas en Europa están optando por la bicicleta como medio de transporte para ir al trabajo, gracias no sólo a los beneficios para la salud y el medio ambiente, sino también por una razón muy concreta: se les paga por hacerlo.

Holanda fue el primer país en implementar este sistema innovador en 2006, ofreciendo dinero en euros por cada kilómetro recorrido en bicicleta. Sí, has leído bien. El gobierno holandés paga 19 euros por kilómetro recorrido a cada trabajador que decide usar la bicicleta para desplazarse hasta su lugar de trabajo o volver a casa. De esta manera, un ciclista que recorre 10 kilómetros diarios durante 5 días a la semana podría ganar unos 450 euros al año.

Pero Holanda no es el único país que ha adoptado este sistema. Bélgica ofrece un sistema similar, pagando 24 centavos de euro por kilómetro recorrido. Francia también se ha sumado al movimiento y ofrece 25 euros por kilómetro recorrido hasta un límite anual de 200 euros.

En Italia, el incentivo varía dependiendo de la ciudad o región; Florencia, por ejemplo, acaba de poner en marcha un plan que ofrece 20 centavos de euro por cada kilómetro recorrido con un tope máximo anual de 360 euros al mes.

Otros países como el Reino Unido y Luxemburgo también están ofreciendo dinero a aquellos que optan por la bicicleta para ir al trabajo. Este sistema, sin embargo, requiere de una infraestructura adecuada, como ciclovías o bicisendas que conecten las diferentes zonas de la ciudad.

Algunos pueden ver esto como un subsidio, pero en realidad es una forma inteligente de incentivar el uso de la bicicleta. Inicialmente se podía cambiar por combustible, ahora se puede deducir este monto total de los impuestos. Es otra forma más de fomentar la adopción del ciclismo.

Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia situación. Si tuviéramos ciclovías o bicisendas que conectaran toda nuestra ciudad, ¿nos animaríamos a ir en bici al trabajo? Y más aún: ¿estaríamos dispuestos a aceptar un sistema donde el gobierno nos pague por hacerlo? Es una pregunta interesante y merece ser considerada.

En medio de nuestros problemas cotidianos, siempre es útil mirar lo que está sucediendo en otras partes del mundo para obtener nuevas perspectivas e ideas.