Heredó una fortuna y su decisión divide a un país

Hoy quisiera compartir con ustedes una historia que me impactó profundamente este fin de semana. Se trata de Marlene Engerhorn, una joven austríaca descendiente del fundador del imperio químico BASF, quien recientemente heredó la asombrosa suma de 4.500 millones de dólares tras el fallecimiento de su abuela.

¿Y qué es lo que hace esta joven con tal fortuna? ¿Se la guarda toda para sí misma? No, señoras y señores. Marlene ha decidido redistribuir el 90% de su herencia. Así es, ha tomado la decisión consciente y deliberada de seguir siendo rica, pero no tan rica.

Lo más interesante del caso es cómo ha decidido hacerlo. En lugar de simplemente donar su fortuna a causas benéficas o instituciones necesitadas, Marlene ha formado un comité compuesto por 50 personas que ella misma invitó por carta y que no conoce personalmente. Este grupo tiene hasta hoy para decidir cómo se distribuirá el dinero.

Ahora bien, si no llegan a un consenso sobre cómo distribuir los fondos, estos regresarán a Marlene quien deberá buscar otra estrategia para cumplir su objetivo. Todo Austria está pendiente del resultado y nosotros también queremos saber qué deciden estos "dictadores" financieros.

Pero como suele pasar en estos casos, las decisiones grandes generan grandes controversias. La opinión pública está dividida entre quienes ven en la decisión de Marlene un acto populista o sensacionalista y quienes aplauden su generosidad e innovación. Algunos la tildan de intelectual que complica algo simple, mientras otros ven en ella a una joven caprichosa y malcriada.

Como siempre, parece que no importa qué haga uno con su dinero, siempre habrá críticas. Si Marlene se hubiera quedado con toda la fortuna para ella misma, seguramente la acusarían de avariciosa. Ahora que ha decidido compartir gran parte de su herencia con desconocidos, algunos la acusan de populista.

Lo cierto es que Marlene Engerhorn ha tomado una decisión muy personal y radical sobre cómo manejar su fortuna. Y aunque pueda generar controversia o malentendidos, lo importante aquí es el gesto en sí mismo: una joven multimillonaria decide voluntariamente redistribuir gran parte de su fortuna porque considera que no necesita tanto para ser feliz.

Así como Bill Gates o Jeff Bezos han optado por donar grandes partes de sus riquezas a causas benéficas, Marlene ha elegido un camino diferente pero igualmente generoso. Y eso merece ser reconocido y aplaudido.