Un colegio argentino, entre los mejores 50 del mundo

Siempre contamos lo mal que está la educación argentina: las malas notas en las pruebas Aprender, las malas posiciones en el ranking mundial y el porcentaje cada vez mayor de alumnos que no termina la escuela en tiempo y forma. Pero esta vez hay una buena noticia: un colegio argentino ha sido elegido como uno de los 50 mejores del mundo.

El colegio María Guadalupe, un colegio privado situado en Tigre al que asisten alumnos provenientes de sectores vulnerables, ha logrado este reconocimiento a pesar del hecho que compitió con miles de escuelas en más de 80 países. Este logro es digno destacar ya que demuestra cómo se puede sobresalir aún en condiciones adversas.

Aunque algunos podrían objetar diciendo "es privado", cabe destacar que solo recibe un 12% de aporte privado mientras el resto proviene del Estado y casi un 40% proviene del apoyo financiero brindado por ONGs y empresas. Es decir, es una gestión privada pero con mucho aporte público.

Este colegio tiene apenas 11 años pero ya da clase a unos 700 estudiantes desde nivel inicial hasta secundario. Muchos provienen contextos desfavorables donde el hacinamiento es común y donde los padres no han podido completar sus estudios secundarios. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, el colegio ha logrado tres cosas importantes: retención escolar, rendimiento educativo similar al de estudiantes de clases altas y una proyección positiva para los graduados.

La directora del colegio sostiene que este éxito se debe en gran medida a la colaboración con aliados externos. Las empresas e instituciones universitarias juegan un papel crucial al proporcionar orientación sobre las demandas del mercado laboral y las oportunidades académicas disponibles.

Esto nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la escuela en la vida de un niño. Aunque las condiciones socioeconómicas pueden influir en el rendimiento académico, este caso demuestra que una buena educación puede hacer una diferencia significativa. En lugar de centrarnos en lo negativo, deberíamos buscar aprender de estos ejemplos exitosos para mejorar nuestro sistema educativo.

Concluyo con esta reflexión: ¿Acaso puede la escuela hacer algo para torcer esa historia? Creo que la respuesta es obvia: parece que sí, que la escuela puede. Y si no lo creen, miren este caso del colegio María Guadalupe.