Estreno en cines
14/11/2024 | 14:45
Redacción Cadena 3
Francisco Vidal
Cualquiera hubiese pensado que hacer una secuela de "Gladiador", 24 años después y con el final que tuvo el personaje de aquel icónico Russell Crowe, no tenía ningún tipo de sentido.
Pero Ridley Scott, tras algunos lanzamientos irregulares, sacó un as de abajo de la manga y gestó en "Gladiador II" un blockbuster inmenso, como aquellos de otros tiempos, ideal para ver en la pantalla más grande que se pueda.
La historia que seguimos es la de Jano (Paul Mescal) un líder guerrero de un pueblo de lo que hoy es África, conquistado por la Roma de los viles, infantiles y sádicos hermanos emperadores Geta (Fred Hechinger) y Caracalla (un brillante Joseph Quinn).
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Ver caer a su pueblo, terminar como prisionero y sobre todo presenciar la muerte de un ser querido harán que este joven, cuyos orígenes luego conoceremos mejor, sienta una sed incontenible de venganza contra el pueblo conquistador, y sobre contra el general Marco Acacio (Pedro Pascal).
Es así que sus habilidades de combate le permitirán ser el gladiador predilecto de Macrino, un comerciante pragmático y codicioso que hilará fino para conseguir poder. Lo interpreta un Denzel Washington que directamente se roba la película.
Scott ofrece una película intensa, corpórea, llena de violentas coreografías de acción y combates cuerpo a cuerpo que se imponen en este relato de venganza y sobre todo de redención.
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También se da el gusto de ir a lo grande en la arena: desde tiburones en el coliseo hasta bestias como rinocerontes y temibles monos entre imágenes imponentes de una Roma muy bien lograda.
Mescal se hace cargo a lo grande de este líder de esclavos y le pone toda la pasión que un héroe redentor y desgarrado necesitaba.
Con personajes que vimos en la primera como Lucilla (Connie Nielsen), Gladiador II, aunque no llegue a la iconicidad de la primera entrega, no intenta ser una imitación o una burda secuela tomada de los pelos, sino que homenajea la gran obra previa con sutileza y épica. Se disfrutará más si la vemos como algo nuevo, sin caer tanto en una comparación innecesaria.
También es cierto que más allá de algunas reflexiones políticas, por momentos el film escrito por David Scarpa se siente como una sucesión de cosas que ya vimos en otras historias. Pero avanzada la trama le da un giro y nos ofrece un gran camino del héroe, con todo lo que los amantes del género disfrutan en los cines: combates épicos, momentos dramáticos y algunas risas. Valió la pena la espera.
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