"Más dura será la caída"
08/11/2021 | 10:12 | "Rajá de acá, pibe" le hacen decir al protagonista en la previa del tiroteo más esperado. Es una de las películas más vistas en Netflix y su caudal de espectadores sigue creciendo.
Nadie empieza jamás la reseña de una película hablando de los subtítulos pero “Más dura será la caída” lo amerita porque por primera vez desde la llegada de Netflix al país decidieron que no fueran simplemente en español, sino en argentino. Para mayor precisión, en porteño. Ojalá se trate de un experimento, resulte fallido y volvamos a la normalidad. Es difícil concentrarse en la acción si en el comienzo de un duelo de los más tradicionales, en la calle principal, un cowboy se dirige a otro con un increíble “rajá de acá, pibe”.
Tampoco hay forma de acomodarse en el relato si uno de los personajes, recibe junto a la orden de asaltar un banco, una falda roja que debería usar para ingresar al local sin despertar sospechas, y subraya su negativa a vestirse de esa manera con un enfático “ni en pedo”.
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No hay derecho a sacarnos del áspero territorio de un western y arrinconarnos en una esquina de Caballito, con la excusa de traducir el inglés de la película a un idioma pretendidamente más cercano. Si los subtítulos en argentino porteño llegan a gustar, la modalidad puede comenzar a emplearse en el resto de la producción cinematográfica. Asusta pensar lo que podría ser un clásico como “Casablanca” , con Bogart dándole instrucciones a Sam en modo canchero.
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Afortunadamente “Más dura será la caída” es mucho más que los subtítulos para los que no tenemos la fortuna de entenderla en el idioma original. Es arriesgado hacer películas de cowboy en esta época, pero el británico Jeymes Samuel se animó y le salió un clásico con todos los ingredientes del género, más las actualizaciones de rigor para triunfar en este siglo y una banda de sonido que hace difícil permanecer sentado.
“Más dura…” tiene un asalto a un tren que incluye un tiroteo infernal largo como la injusticia, cabalgatas al atardecer hacia la línea del horizonte, un par de muertes de las que le importan al espectador, en el comienzo y otras muchas que son casi coreográficas al cabo de esas balaceras que involucran a un pueblo entero, vaqueros de puntería perfecta capaces de desenfundar en un milisegundo, un muchachito bueno que se ocupa de asaltar a forajidos, que para más datos se llama Nat Love (Jonathan Majors) y un malo, Rufus Black (Idris Elba) que en algún momento podrá justificarse y explicar el origen de sus padecimientos.
Pero como se trata de una producción de esta época, la historia cierra mejor con mujeres empoderadas, Stagecoach Mary (Zazie Beets), Trudy Smith (Regina King) una pistolera temible y Danielle Deadwyler (Cuffee), una suerte de jefa de seguridad de un saloon donde los más peligrosos pistoleros del oeste aceptan dejar sus armas en el ingreso, todo un detalle en el escenario privilegiado de los tiroteos.
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Hay más de un factor de interés en la narración que ordena la acción del western que estrenó Netflix, pero lo principal se deriva de la ejecución casi sumaria de los padres de Nat Love por parte de un desconocido que irrumpe en la casa a la hora del almuerzo, desenfunda sus pistolas doradas y en menos de un minuto acaba con la vida de los dos adultos y luego con un cuchillo dibuja una cruz en la frente del niño.
Con esa marca que atrae como un cartel luminoso a todos los curiosos, Nat anda por los caminos haciendo justicia a su modo y buscando al hombre que lo transformó en huérfano.
En “Más duro…”, buenos y malos, justicieros y maleantes son todos afroamericanos. Como también hay espacio para el humor y la ironía cuando la banda de Nat Love planea el asalto al banco, analizan las dificultades y deciden atacar en un lugar próximo al que definen como un “pueblo blanco”.
El espectador asume que la mayoría de sus pobladores son de raza blanca. Y efectivamente sólo se ve gente de esa condición, pero además la totalidad de los edificios son blancos. La ciudad tiene una apariencia espectral.
La película tiene todo lo que se estila en los westerns con aspiraciones: forajidos con dientes de oro, competencias de velocidad a la hora de enfrentarse a tiros, el viejo truco del conteo tramposo del que promete tirar cuando llegue a cero pero mata cuando la cuenta regresiva anda por el tres, un romance prometedor con la dama en riesgo, todo envuelto en música de la buena.
Hay hip hop, reggae, un silbador que recuerda alguna de Sergio Leone y el resto del soundtrack elegido por el director, Jeymes Samuel que es, además, músico.
La mayoría de los espectadores seguro va a querer incorporar a su lista de temas los de la película.
La música incluye “Three and thirty years” de Alice Smith y Fisk Jubilee Singers, “Guns go bang” Kid Cudi y Jay Z, “Upon my return” Cast, “Better than gold” Barrington Levy, “The jim crow count” Zazie Beets, “King Kong riddim” Jay Z, Jadakiss and Conway the Machine Feat, “Here I come”, Jaymes Samuel y Barrington Levy, “Promise land” Dennis Brown, “Do unto others”, Fisk Jubilee Singers, “Away whit the winds she goes” Cast, “Black woman” Lauryn Hill y Fotoumata Diawara, “Wednesday s child”Alice Smith, “No turning around” Jaymes Samuel y “The harder the fall” Kofee.
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