Atractiva oferta de suspenso con "La mujer en la ventana"

Por María Rosa Beltramo.

Recién estrenada por Netflix, "La mujer en la ventana" está destinada a escalar en la consideración del público y transformarse rápidamente en lo más visto de la plataforma. La fuente de inspiración de la producción que protagoniza Amy Adams y dirige Joe Wright es "La ventana indiscreta", del gran Alfred Hitchcock, que fue filmada hace 67 años y sigue siendo una obra maestra del género de suspenso.

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Para desalentar cualquier idea de plagio, La Mujer… arranca con una escena homenaje en la que la pantalla del televisor de la protagonista muestra un primer plano de James Stewart en el momento culminante de lo que ahora es un clásico, en el que compartió estelaridad con Grace Kelly.

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Aclarado el tema , hay muchos más puntos de contacto entre los dos filmes. En aquel, el fotógrafo Jeff Jefferies pasaba sus días frente a la ventana, inmovilizado por la fractura de una de sus piernas. Entre aburrido y curioso, espiaba la vida de los vecinos de enfrente y todos los días se sucedían grises escenas domésticas, hasta que en una jornada aciaga lo sacudía un crimen del que era testigo único y privilegiado.

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La mujer en la ventana es la psicóloga infantil Anna Fox (Amy Adams) que no tiene problemas físicos visibles pero sufre de agorafobia, un trastorno que la condena a vivir eternamente refugiada en su departamento en el que sólo recibe a su psiquiatra y a David (Wyatt Russell) un ex convicto que le alquila el sótano.

Los días de Anna transcurren idénticos, en un ambiente melancólico y oscurecido. Ella bebe siempre más de lo aconsejable, consume antidepresivos y mata el tiempo viendo películas viejas, estudiando francés online y, sobre todo, mirando por la ventana el edificio que está cruzando la calle y al que se acaban de mudar los tres integrantes de la familia Russell.

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Sus vecinos, recién llegados de Boston, se muestra dispuestos a alterar la rutinaria vida de reclusión de la psicóloga. El primero que logra entrar a la vida de Anna, es el hijo de los Russell, Ethan (Fred Hechinger), que consigue el aparente milagro de que la ermitaña del barrio le franquee el acceso al departamento y hasta intercambie algunos comentarios de ocasión.

Para entonces lo único que se sabe de ella es que tiene una niña de 8 años que vive con su padre, del que está separado. Los cambios en la vida de Anna continuarán con una nueva visita, la de Jane Russell (Julianne Moore). A fuerza de desparpajo y simpatía la mujer permanecerá junto a su sorprendida anfitriona un largo rato , con alguna confidencia incluida.

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La película desperdicia el enorme talento de Gary Oldman (Alistair Rusell) al que le reservaron un papel menor porque si bien su personaje tiene un rol protagónico en el desenlace de la trama, está poco tiempo en pantalla. Los niveles de suspenso se mantienen, inalterables, hasta que Anna ve, a través de su ventana, desplomarse, ensangrentada, a Jane.

La realización que acaba de estrenar Netflix funciona a la perfección hasta ese preciso momento y aunque después hay cuestiones importantes que resolver, el guion se enreda en explicaciones que la alejan de lo que fue, indudablemente, su fuente de inspiración.

Pero aunque no tiene chances de acomodarse junto a los clásicos, el filme de Joe Wright conserva el interés hasta el final aunque suena algo forzado el modo con que intentan acomodar, en la última parte, cada una de las piezas del rompecabezas para que todo encaje.

Es altamente improbable que alguien que vea la película se arrepienta de su elección. "La mujer en la ventana" tiene muchos condimentos que la hacen entretenida. No obstante, hay que admitir que en torno de la película se registraron demasiados inconvenientes. Estaba lista para el debut a mediados de 2019 pero los productores le exhibieron ante un grupo de espectadores y no les gustó el resultado. Hubo una reescritura de guion y un refuerzo del elenco , pero la pandemia frustró nuevamente el estreno. Al final la adquirió Netflix y ahora todos están esperando la reacción del público.