Chandler puede acabar con la amistad de "Friends"

La buena relación entre los seis protagonistas de Friends ha sobrevivido al tiempo, a las reposiciones y llegó invicta al reencuentro de este año y al episodio que a sus seguidores les permitió revivir una época dorada, con la ilusión de que la amistad y los buenos sentimientos traspasaban la pantalla.

La idílica amistad que idearon David Crane y Marta Kauffman nunca pareció guionada y pasó de un siglo a otro con actores que cada vez que se cruzaban en cualquier parte del mundo, parecían salir espléndidos y sonrientes de la cocina de ese departamento neoyorquino donde fueron creciendo, enamorándose y cambiando de pareja y de trabajo.

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En esos diez años pasó por allí medio Hollywood; porque desde Bruce Willis a Sean Penn, incluyendo a George Clooney, Brad Pitt o Wynona Ryder, no había nadie que rehusara su minuto Friends. Fuera del set, la gente se ilusionaba con un romance entre Rachel y Ross porque la historia pasaba por ellos, mucho más que por Jennifer Aniston y David Schwimmer.

Es muy posible que los días espléndidos entre los seis amigos estén a punto de llegar a su fin. Y no es sólo que el elenco haya sufrido recientemente la temprana partida de Gunther (James Michael Tyler), el encargado del Central Perk. Es que se viene el libro de Matthew Perry, que amenaza con un detrás de la escena, de esos que se sabe cómo empiezan pero nunca cómo terminan.

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Y el contrato que firmó con la editorial, difícilmente admita una versión edulcorada de “On days of our lives”, por citar el título de la telenovela donde brillaba Joey. Lo más seguro es que los que se disponen a imprimir el libro quieran sangre. Por algo el elegido es Matthew que, a diferencia de su personaje, el adorable Chandler Bing, ha sido siempre el más conflictivo del grupo.

Cada vez que un grupo de fans se atravesaba en su camino y le recordaba algún segmento especialmente celebrado de Friends, el hombre que se hizo cargo del personaje que durante una década se robó el corazón de Mónica, se callaba repentinamente, pensaba y concluía: “No sé; yo tengo episodios enteros de los que no me acuerdo porque consumía mucho”.

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¿Y quién le puede discutir a él el estado en el que se encontraba?. Parece extraño, no obstante, que haya podido seguir rodando en piloto automático y, encima, con resultados tan espectaculares. Lo suyo parece más bien un intento desembozado de escandalizar. Y quienes decidieron encomendarle un libro van por el fin del mito de la eterna amistad de los chicos Friends.

Según el anticipo difundido por la editorial, la autobiografía será “sincera”, estará “contada con su humor característico”, y detallará “vívidamente su batalla de toda la vida con la enfermedad y lo que la alimentó a pesar de tener aparentemente todo”.

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Por lo que se sabe , el drama de MP empezó en 1997 cuando tras accidentarse al comando de una moto acuática, le recetaron Vicodin. Según Megan Lynch de Flatiron Books en el libro “los fans encontrarán el punto de vista del actor porque se necesita humor, catarsis y finalmente ponerse de acuerdo con su historia”.

David Schwimmer, Matt LeBlanc, Jennifer Aniston, Courtney Cox y Lisa Kudrow se sorprendieron al unísono y aclararon que no tenían la menor idea acerca de los ataques de ansiedad que el bueno de Chandler sufría cada vez que, según lo que refiere ahora, decía algo gracioso y no lograba las risas que esperaba.

Físicamente desmejorado, lejos de la brillantez de su personaje, Matthew acudió al reencuentro del sexteto con varios proyectos personales, entre los cuales destacaba su boda inminente. Sin embargo, unos días más tarde, cuando todavía resonaban los ecos de la reunión, sostuvo que lo había pensado mejor y terminó el noviazgo.

No hay antecedentes de discusiones serias entre los actores que representaron durante una década a los seis amigos. Los innumerables trascendidos lanzados cada vez que se evaluaba la posibilidad de una juntada no sólo no hablaban de problemas entre ellos, sino de una estrategia conjunta que les permitió a todos convertirse en millonarios y esquivar cualquier conato de envidia gracias a la habilidad de confeccionar contratos idénticos.

Pero es cuestión de tiempo. Hasta el más ingenuo sabe que lo que busca la editorial es una especie de anti leyenda del tipo que se usa una vez por año cuando hay que hablar de “La familia Ingalls” y los portales se llenan de historias que contrastan la amorosa relación entre sus miembros en la pantalla y el drama que los perseguía individualmente en el que se alternan adicciones, enfermedades e intentos de suicidios.

Ahora van por la trama oculta y oscura de la serie brillante. Y para ello nada como usar de ejecutor a uno de los integrantes del grupo.